El montañero y fotógrafo Javi Alonso, embajador de Helly Hansen, nos recuerda cinco consejos vitales antes de atacar la cima de una montaña.
El senderismo o el excursionismo suelen ser la vía de entrada de muchos aficionados al monte, que acaban persiguiendo la cima de una montaña. Los hay que no pasan de hacer trekking o rutas de más o menos dificultad, pero hay otros que sienten la necesidad de ascender montañas. Tanto en el Pirineo como en los Alpes hay cumbres de más de 3.000 metros que no requieren ser escalador. Sólo se debe estar familiarizado en el uso de los crampones, el piolet, el mosquetón y el arnés.Y evidentemente tener una forma física correcta.
Tanto en el Pirineo como en los Alpes hay cumbres de más de 3.000 metros que no requieren ser escalador
Se pueden hacer cimas siguiendo un sendero, superando algún nevero o realizando alguna grimpada -ascender un terreno o pared relativamente vertical, con buenos agarres, mediante sencillos pasos de escalada- en el tramo final que da acceso a la cima. El montañero y fotógrafo Javi Alonso, embajador de Helly Hansen, nos explica cinco consejos básicos para experimentar sin sobresaltos nuestras primeras ascensiones en montaña. Cimas accesibles que requieren de un mínimo de preparación para alejarse del camino marcado o de una pequeña trepada.
1. Planificar la ruta
Lo primero y más importante es planificar la ruta. Debemos informarnos de la dificultad, tipo de ascenso y tiempo aproximado. No podemos lanzarnos a la aventura sin tener claro el itinerario, su duración y si hay algún paso delicado. Normalmente el ascenso y descenso se efectúan por el mismo sitio, pero no siempre sucede así, por eso debemos tener perfectamente clara la ruta antes de salir de casa. Antes de la aparición de internet este proceso requería más tiempo. Ahora la información sobre los picos más clásicos y accesibles del Pirineo esta a sólo un click del ordenador o del smartphone. A parte de las clásicas guias muchos montañeros tienen explicada la ruta detalladamente en su blog o página web. No nos quedemos con la primera consulta que nos de Google. Es interesante comparar la información entre dos y tres webs.
Antes de pensar en la cima de una montaña es necesario tener claro el itinerario, su duración y si hay algún paso delicado
Para seguir la ruta y no desorientarnos, sobre todo si se trata de una montaña poco transitada, es recomendable seguir un track, ya sea con el teléfono móvil o con un reloj GPS. Para el smartphone podemos utilizar la conocida App Wikiloc, que nos permite grabar la ruta desde casa, o cargar la que otro montañero realizó previamente, y seguirla después, aunque no tengamos cobertura.
2. La previsión meteorológica y el horario
La previsión meteorológica es esencial antes de afrontar cualquier salida a la montaña. Conocer el tiempo nos ahorrará algún posible disgusto. Muchas ascensiones no suponen prácticamente riesgo ni dificultad, pero pueden convertirse en un infierno por una tormenta o por la bajada de temperaturas o por un temporal de viento. Por tanto, es obligado llevar ropa de abrigo o una capa para no mojarnos. Y la mejor forma de no tener sorpresas, aunque el tiempo en la montaña no es una ciencia exacta, es conocer las previsiones de temperatura y viento lo más ajustadas a la zona donde estamos.
Conocer la previsión meteorlógica de la zona donde vamos a caminar es esencial para evitar sorpresas desagradables
Y, por supuesto, debemos tener en cuenta el horario. Si se trata de nuestra primera o primeras cimas, probablemente no seamos conscientes del tiempo que nos va a llevar la actividad, solamente analizando los desniveles y km de la ruta. Evidentemente, no se camina a la misma velocidad por un sendero que por una tartera o por la empinada ladera de una montaña. Eso sin olvidar el tipo de terreno que nos vamos a encontrar (hierba, pedrero, arista, etc.). Normalmente todas las rutas reseñadas marcan un horario aproximado con una horquilla de tiempo, dependiendo de la forma física y técnica de cada uno.
Para no tener problemas, siempre es recomendable calcular el horario y asegurarse de terminar la ruta sin que nos pille la noche o el mal tiempo. Además, es muy recomendable madrugar, ya que, en montaña, el clima se altera normalmente por las tardes, y más en verano. Nada de comenzar una ascensión entre las diez o las once de la mañana.
3. El nivel de dificultad
En este tipo de terreno se añade un factor más a la descripción o datos de la ruta: la dificultad. Normalmente todas las guías y reseñas se rigen por la graduación de la Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA), en la que se valoran dos aspectos de ascensión. Por un lado, se trata de la dificultad de pasajes concretos en una escala de I a IV (siendo I la más fácil y IV la más compleja). Y, por otro, la dificultad general de la ascensión o itinerario con una escala de SD/F a ED.
En cuanto a la dificultad de pasajes concretos en una escala de I a IV (siendo I la más fácil y IV la más compleja). La I se refiere a una trepada donde es necesario apoyar los brazos. Requerido el uso de las manos para guardar el equilibrio. La II corresponde a una trepada con muy buenos agarres en el que se usan los brazos para progresar. Trepada por una ladera con pocos agarres. En el ascenso se utilizará la cuerda con personas poco experimentadas, a la vez que se recomienda la cuerda durante el descenso. La III significa que es una escalada que puede llegar a ser vertical, pero con buenos agarres. Se puede necesitar la cuerda para ascender. El descenso se realizará en rapel. Se necesitan conocimientos técnicos de progresar, asegurar y rapelar. Ascensión complicada en condiciones invernales. Se necesitan pies de gatos para personas no expertas. Y, por último, el IV es una escalada propiamente dicha. Vertical con buenas presas, chimeneas, diedros, fisuras poco verticales. Se requiere una buena condición física y se necesitan pies de gato.
Conocer si hay algún pasaje de dificultad en el tramo final del ascenso a la cima de la montaña es importante para no tener un susto
Por lo que a la dificultad general de la ascensión o itinerario con una escala de SD/F a ED se refiere, la SD/F (Sin dificultad / Fácil) significa que hay ausencia de dificultad o presencia mínima de ellas, generalmente al salirnos de la ruta más evidente y nunca superando pasos de Iº. La F (Fácil) indica la presencia de dificultades valoradas como fáciles. En general dichas dificultades rondan el Iº, aunque pueden parecer algunas de IIº. PD (Poco difícil) corresponde a una trepada compleja IIº. La cuerda puede ser necesaria para montañeros poco habituados, o para todos en algún posible paso aislado de IIº+ o IIIº. La AD (Algo difícil) es una escalada fácil IIIº. Puede ser necesario el uso de pie de gato en algún punto, y el uso de cuerda es recomendable para montañeros poco experimentados, y para todos en algún paso de rápel durante el descenso. Y, por último, la D (Difícil) señala que es una escalada media IVº.
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4. El material técnico
Cualquier actividad de montaña, ya sea por sendero o una ascensión, requiere llevar el calzado y material adecuado y una capa de abrigo “por si acaso” en nuestra mochila donde tampoco debe faltar nuestra cantimplora o botella de hidratación. Actualmente está muy de moda salir a la montaña con material ultra light, pero si el clima cambia o sufrimos un pequeño accidente, como por ejemplo un resbalón con torcedura de tobillo, y no llevamos en la mochila con algo de ropa de abrigo y una prenda cortavientos, podemos pasar un mal rato, mientras esperamos el rescate. También nos puede venir muy bien por si el horario previsto se alarga por cualquier motivo o el tiempo cambia, y no tenemos un refugio a tocar.
Ahora está de moda salir a la montaña con material ultra light, perono debemos olvidar llevar en nuestra mochila alguna prenda de abrigo
En nuestro equipo de montaña no deben faltar unas zapatillas o botas que sujeten bien el pie, pantalón, corto o largo en función del clima, una capa interior que abrigue lo suficiente (ej. chaqueta ligera de plumas para trekking, montaña o senderismo), y una capa exterior aislante del viento y agua. Además, si la ascensión discurre por un pedrero muy empinado es muy recomendable llevar casco. No podemos olvidar los indispensables: botiquín, manta térmica, frontal con pilas, comida y bebida.
5. El ascenso y el descenso
Llegado el momento de la ascensión, debemos echar un vistazo a la cara de la montaña por la que discurre la ruta, intuyendo por donde debemos subir hasta la cima. Es muy habitual subir con la mirada baja, (suelen tener gran pendiente y, es verdad que si no ves el final la subida se hace más llevadera), y en ocasiones podemos salirnos de la ruta. El problema es que siempre es más difícil bajar que subir y, en el caso de confundirnos en algún tramo de subida, puede provocar un destrepe o bajada peligrosa hasta volver a retomar el camino correcto. Por ello, es recomendable levantar bien la cabeza, incluso hacer varias paradas para volver a analizar el ascenso más evidente o comprobar el track en nuestro dispositivo.
El uso de bastones es útil cuando ese trata de terreno blando, pero molestan cuando debemos subir por una pedrera de rocas grandes. Si el ascenso y descenso se efectúan por el mismo sendero, una buena opción será dejar los bastones escondidos en la falda de la pedrera. En este tipo de ascensiones donde la pendiente es elevada, debemos tener en cuenta que debajo de nosotros llevamos al resto del grupo, por lo que hay que ser muy cuidadoso en nuestros pasos, para no arrojar piedras a nuestros compañeros. En el caso de que se deslice una piedra, avisaremos inmediatamente al resto del grupo gritando con el máximo volumen posible: “piedra”, de manera que ellos en ese momento se agachen y cubran su cabeza con los brazos. Para este tipo de ascensos por pedreros empinados es muy recomendable usar casco.
El uso de bastones es útil cuando ese trata de terreno blando, pero molestan cuando debemos subir por una pedrera de rocas grandes
Durante el descenso debemos ser más precavidos que en el ascenso, pues se trata de la parta más peligrosa. Es importante mantener los pasos firmes, y en las zonas más empinadas o resbaladizas, acercar las nalgas a la ladera de manera que, si resbalásemos, la caída sea mínima. Asimismo, en los pasos más delicados donde la pendiente es más vertical, es recomendable girarse y bajar de cara a la montaña, de esta manera dispondremos de cuatro puntos de apoyo: las dos manos y los dos pies.
No queremos acabar estos pequeños consejos para iniciarnos en las ascensiones buscando una cima de montaña sin destacar, que es conveniente no hacer las actividades en solitario y comenzar por las ascensiones más sencillas, y poco a poco ir aumentando el nivel de las mismas, a medida que vayamos ganando experiencia en ese tipo de terreno. Por supuesto, si tienes vértigo pronunciado, no es una actividad recomendada para ti, aunque siempre podrás hacer unas preciosas rutas de trekking por los senderos que transcurren por los valles de las montañas.
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