La falta de medios ha acelerado la retirada de fondista catalán Vicenç Vilarrubla, 32 años, que ha abandonado el equipo español de fondo, después de once temporadas en la élite. No ha sido una decisión fácil, ya que estamos ante una temporada olímpica, pero el fondista se ha visto obligado a dejar el equipo ante un panorama desolador. Vilarrubla ha manifestado a Turiski que “quería participar en mis terceros Juegos Olímpicos y afrontarlos en óptimas condiciones, pero después de dos años de recortes era insostenible seguir en activo sin disponer de la beca ADO ni del complemento de la Federación. No me motivaba ir a Sochi sencillamente para acabar las pruebas. Quería rendir a mi nivel – su mejor resultado en Vancouver fue 31º en 30 Km. persecución estilo combinado- y eso no era posible sino estaba centrado sólo en la competición”. No ha querido polemizar en su silenciosa retirada, pero ha reconocido que “estoy decepcionado con el trato recibido por parte de la Federación. No he recibido ni una llamada telefónica ni un sencillo e-mail, después de tantos años compitiendo al máximo nivel.”
La Federación Española de Deportes de Invierno, que preside Eduardo Roldan, muy en su línea de oscurantismo y falta de tacto, incluso no ha anunciado su retirada en el primer comunicado de prensa de pretemporada dedicado al equipo de fondo en el que se destaca que Laura Orgué, Ioseba e Imanol Rojo y Javier Gutiérrez son los esquiadores de fondo del equipo A español que están realizando una completa pretemporada. Después de tantos años Vicenç Vilarrubla merecía otro trato en el momento de su adiós. No olvidemos que la retirada es uno de los procesos más importantes a los que debe enfrentarse un deportista. Desde las federaciones no se suele dar importancia a este proceso en los que un deportista de nivel sufre diversos cambios personales, tanto a nivel físico, psicológico como económico.