El alpinista suizo Ueli Steck, conocido como «La Máquina Suiza», volvió a demostrar por qué es una leyenda en el mundo del montañismo. En una hazaña que parecía imposible, Steck completó la ascensión de los 82 picos de más de 4000 metros de los Alpes en tan solo 62 días, superando su propio objetivo inicial de 80 días y haciendo de esta travesía una de las más impresionantes jamás realizadas en la historia del alpinismo.
Desafío colosal para ascender los 82 cuatromiles de los Alpes
El proyecto de Ueli Steck comenzó el 11 de junio de 2015, en la cima del Piz Bernina, el punto más oriental de los Alpes, situado en la Engadina, a caballo entre Suiza e Italia. Inicialmente, Steck emprendió esta aventura en compañía del joven alpinista alemán Michi Wohlleben. Sin embargo, una semana después de comenzar, Wohlleben se vio obligado a abandonar debido a los dolores que sufrió tras un mal aterrizaje en parapente. A partir de ese momento, Steck continuó el proyecto en solitario, aunque en ocasiones contó con la compañía esporádica de varios amigos.
Desde ese día, Steck se embarcó en una aventura que lo llevó a recorrer, sin ayuda de medios motorizados, más de 1000 kilómetros a pie y en bicicleta, a lo largo de la majestuosa cordillera alpina. Su viaje culminó el 11 de agosto, cuando alcanzó la cima de la Barre des Écrins, en el macizo de Les Écrins, Francia, el punto más meridional de los «cuatromiles» alpinos.
Steck no fue el primero en intentar este desafío. La idea de ascender los 82 picos de más de 4000 metros en una sola temporada fue originalmente concebida por los alpinistas franceses Patrick Berhault y Philippe Magnin en 2004. Ellos planearon completar la travesía en menos de tres meses, utilizando una combinación de caminata, esquí y ciclismo. Lamentablemente, Berhault perdió la vida en el Täschhorn, truncando su intento. En 2008, los italianos Franco Nicolini y Diego Giovaninni retomaron el desafío y lograron completar la hazaña en dos meses exactos, estableciendo un nuevo estándar para este tipo de expediciones.
La sombra de la tragedia
Sin embargo, esta increíble travesía no estuvo exenta de momentos oscuros. El 23 de julio, en las aristas de Rochefort, en el macizo del Mont Blanc, uno de sus compañeros de ascenso, el alpinista neerlandés Martijn Seuren, sufrió una caída mortal. Seuren, que también aspiraba a completar los 82 cuatromiles, se encontraba en la arista cuando perdió el equilibrio y cayó al vacío. Esta tragedia afectó profundamente a Ueli Steck, quien, a pesar del dolor, decidió continuar con su desafío en honor a su compañero caído.
Steck regresó semanas después al lugar de la tragedia, en las Grandes Jorasses, para finalizar lo que había comenzado. En ese momento, coronó los cinco picos principales de la formación: Punta Walker, Punta Whymper, Punta Croz, Punta Margarita y Punta Elena. Fue un momento de gran intensidad emocional, con el recuerdo de Seuren aún fresco en su mente.
Un logro sin precedentes
La travesía de Ueli Steck es aún más impresionante cuando se considera que completó todo el recorrido sin utilizar medios motorizados. Desde el primer día hasta el último, Steck se desplazó exclusivamente a pie o en bicicleta, acumulando más de 100,000 metros de desnivel positivo a lo largo de los Alpes. Su hazaña se compara con la de los italianos Franco Nicolini y Diego Giovannini, quienes en 2008 lograron completar el mismo desafío en 60 días, aunque utilizando esquís en algunos tramos. Sin embargo, Steck superó la mayoría de los récords anteriores, añadiendo su propio estilo de alpinismo rápido y ligero.
La culminación de un sueño
El 11 de agosto de 2015, Ueli Steck alcanzó la cima de la Barre des Écrins, marcando el final de su ambicioso desafío de ascender las 82 cumbres más altas de los Alpes. En su blog, Steck compartió su emoción y gratitud por haber completado esta épica travesía, reflexionando sobre los momentos difíciles y celebrando sus logros. Este reto es solo uno de los muchos hitos en su destacada carrera como especialista en ascensiones exprés y estilo alpino. En 2013, Steck ya había logrado la hazaña de escalar en solitario la cara sur del Annapurna en solo 28 horas, una proeza asombrosa que consolidó su reputación de fuera de série.