Azpeitia se transforma en un nuevo destino de peregrinación para los apasionados de la montaña con la apertura del Museo Mendietxe. Es un espacio único y polivalente que rinde homenaje a la historia y el espíritu del alpinismo. En pleno valle del Urola y a los pies del macizo de Izarraitz, presidido por sus tres cumbres icónicas -Erlo (1.026 m), Kakute (942 m) y Xoxote (930 m)-, se ha inaugurado este nuevo museo que promete convertirse en un santuario para los apasionados de la montaña.
Su espacio museístico ofrece un recorrido por la historia del montañismo, tanto vasco como internacional, y abre una ventana a la exploración, los logros y sacrificios que han marcado este deporte. Este ambicioso proyecto liderado por el conocido escalador Alex Txikon, respaldado por la familia Soraluze, propietaria de la iglesia donde esta ubicado, y por la asociación Mendiaren Etxea, ha convertido un espacio centenario en el hogar de más de dos siglos de historia de aventura y exploración.
Viaje en el tiempo entre piolets y trineos
Ubicado en la antigua iglesia del Convento de Las Esclavas, un edificio con más de 105 años de historia, Mendietxe Museoa conserva piezas únicas y emblemáticas que transportan a los visitantes a los momentos decisivos del montañismo. En sus tres salas, el museo alberga más de 250 piolets de distintas épocas, entre ellos uno perteneciente a François Simond, representante de la casa Simond fundada en 1860 y que durante muchos años fabricaron los mejores piolets para la montaña y las grandes expediciones. La tienda de campaña con la que Reinhold Messner ascendió el Everest en solitario y sin oxígeno también tiene su lugar en esta exposición, junto a un recuerdo del trágico rescate de José Luis Arrabal en el Naranjo de Bulnes.
No solo se trata de equipos personales, sino también de objetos históricos de alto valor. Entre ellos, una postal firmada por los legendarios George Mallory y Andrew Irvine, una cabina del telecabina “Sextas” del centro invernal de Formigal, inaugurado la temporada 1964-65, y un esquí y una maza utilizados por los famosos escaladores Rabadá y Navarro en sus épicas expediciones. Estas piezas y otras muchas son testimonio de los grandes nombres y las difíciles gestas que dieron forma al alpinismo moderno y que el museo celebra y preserva.
Proyecto familiar con propósito comunitario
La familia Soraluze, propietarios de la iglesia desde 1998, jugó un papel fundamental en la creación de Mendietxe Museoa. Mikel Soraluze, miembro de la familia, explicó el valor simbólico de este proyecto para la comunidad de Urola Erdia. “Este museo es una forma de dejar un legado para la comarca. Queríamos que esta iglesia tuviera un propósito, y la idea de Txikon nos cautivó por completo”, señaló Soraluze, destacando el esfuerzo de la familia y amigos que se unieron para restaurar el espacio en un tiempo récord de siete meses.
Alex Txikon también describió el intenso trabajo detrás de la restauración. Fueron necesarios 27 vehículos para despejar el antiguo convento, y el proceso incluyó tanto la participación de los trabajadores de la familia Soraluze como la colaboración de otros entusiastas de la montaña. “Ha sido un reto, pero hoy este lugar es una realidad gracias a todos los que han creído en él”, compartió Txikon.
Historia, naturaleza y sostenibilidad
En una de las salas anexas, el museo exhibe material de las propias expediciones de Txikon y del club de montaña local Lagun Onak M.B., cuyo compromiso con el proyecto se refleja en la placa que recuerda a los socios fallecidos en la montaña. La tercera sala, por su parte, explora la fauna exótica que Txikon y sus compañeros de expedición encontraron en sus viajes, con ejemplares disecados por Ramón Garoz, desde un oso polar hasta un muflón.
Uno de los aspectos más innovadores Mueso Mendietxe es su compromiso con la sostenibilidad a través del NeverRest Project. Esta iniciativa busca promover el respeto ambiental en los campamentos base del Himalaya, y el museo expone tecnologías que minimizan el impacto humano en estas áreas, como sistemas de depuración para la orina y tiendas con paneles solares. Con un flujo diario de miles de visitantes en zonas como el Everest, el impacto ambiental es considerable, y NeverRest Project aspira a una solución más ecológica y sostenible.
Espacio vivo para la cultura de montaña
Mendietxe Museoa se concibe como un espacio polivalente donde se celebrarán eventos y actividades, desde proyecciones audiovisuales hasta sesiones didácticas para estudiantes. El Museo Mendietxe no es sólo un museo, pretender ser un lugar de encuentro, memoria y aprendizaje. Sus paredes, una vez consagradas a la devoción religiosa, hoy son guardianas de la historia de quienes veneran las montañas y desafían sus cumbres.