El incansable aventurero Antonio de la Rosa se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su vida: el Polo Sur en Solitario, una expedición que comenzará el próximo 5 de diciembre y que lo llevará a recorrer 1.130 kilómetros en las condiciones más extremas del planeta. Con temperaturas que alcanzarán los 50 grados bajo cero y vientos que pueden llegar a los 170 km/h, este nuevo reto en la Antártida es el resultado de más de doce años de preparación y sueños. De la Rosa, que ya ha completado hazañas épicas en el Ártico o trevesias a remo en el Atlántico y Pacifico, llega a esta aventura en plena forma y con una determinación inquebrantable. «Tengo una motivación del 200 por 100», aseguró durante la presentación de la aventura celebrada en la sede de la Sociedad Geografica Española.
Desde hace más de una década, Antonio de la Rosa ha trazado un camino que lo ha llevado desde el mar hasta las cumbres heladas, pasando por desiertos y océanos. Para él, este estilo de vida es una búsqueda de felicidad y realización personal, mucho más que un logro deportivo. «Este es mi estilo de vida, y mi objetivo final es ser feliz. Desde pequeño, he sido una persona muy inquieta; me considero deportivamente inquieto. Practiqué piragüismo, natación, voleibol, raids … Al final encontré mi pasión en las expediciones en la naturaleza».
Recorrido desafiante hacia el corazón de la Antártida
El reto de Antonio de la Rosa comenzará en Hercules Inlet, un punto en la plataforma de hielo Ronne, a donde llegará tras una complicada logística desde Punta Arenas, Chile. La ruta de Hercules Inlet al Polo Sur, que el aventurero vallisoletano, tomará en su próxima expedición, fue recorrida por primera vez en 1998 bajo el liderazgo del aventurero británico Martyn Williams (Liverpool, 1947). Aquella expedición pionera, completada en 50 días, marcó el inicio de los viajes terrestres hacia el Polo Sur y desde entonces se ha consolidado como la ruta clásica para la mayoría de las travesías antárticas en solitario.
Hasta la fecha, solo dos aventureros españoles han logrado completar esta exigente ruta al Polo Sur. El primero fue el gerundense Albert Bosch, que, al igual que intenta ahora Antonio de la Rosa, recorrió el trayecto con esquís y arrastrando una pulka, en un esfuerzo que le tomó 66 días. El segundo fue Juan Menéndez Granados, quien en 2014 alcanzó el Polo Sur de una forma única al completar el recorrido en 47 días sobre una fatbike, una bicicleta de ruedas anchas diseñada para nieve.
Desde Hercules Inlet, solo y tirando de su trineo con todo su equipo, se enfrentará a un viaje inóspito de 1.130 km que le llevará por las desoladas planicies de la Antártida hasta el Polo Sur geográfico, a casi 3.000 metros de altitud. Como recordó Dela Rossa durante la presentación del proyecto. «Este continente es brutal, tiene 50 veces el tamaño de España y una capa de hielo que alcanza los 3.000 a 4.000 metros de espesor», explicó De la Rosa, consciente de la magnitud de su reto.
En la Antártida, las temperaturas en verano rondan los -5°C en la costa, pero descienden hasta los -40°C en el Polo Sur. Estas condiciones extremas demandan una preparación meticulosa, que incluye equipo especializado como esquís de travesía, una máscara para calentar el aire respirado, y una tienda capaz de resistir los vientos antárticos. Para la orientación, De la Rosa empleará brújula y GPS, y un dispositivo de rastreo permitirá que sus seguidores puedan seguir su progreso en línea. También cuenta con un teléfono satelital y una placa solar de 100 vatios para mantener cargados sus equipos.
El frío y la soledad, sus grandes compañeros
Para De la Rosa, el reto no está solo en la resistencia física sino en el dominio mental. Ha afrontado numerosas expediciones en completa soledad, y asegura que en este caso no será un obstáculo: «La soledad me afecta poco. Para la mayoría, una situación de pánico podría ser normal aquí, pero yo estoy entrenado y confío mucho en mí». A lo largo de su carrera, De la Rosa ha encontrado en la soledad una fuente de motivación, más que un inconveniente. “Para mí, el aspecto mental es fundamental; cuando me siento fuerte físicamente, sé que puedo completar una expedición. Es importantísimo estar bien físicamente, así podré empezar al 200 por 100”.
Esta expedición es un desafío tanto físico como logístico. Aunque cuenta con un apoyo técnico que le facilita un itinerario «más o menos seguro», su preparación es clave para enfrentarse a lo imprevisto. «Llevo una mochila ligera con equipo de escalada y arnés por si caigo en una grieta», comentó De la Rosa. El objetivo es cumplir la travesía en menos de un mes, para lo cual ha planeado reducir el tiempo de descanso y aumentar la velocidad en cada tramo.
Un sueño que va más allá del deporte
Como en sus anteriores expediciones, el aspecto económico ha sido un reto añadido. De la Rosa ha tenido que vender una de sus propiedades para financiar esta aventura, que requiere un presupuesto de aproximadamente 100.000 euros. «Conseguir la financiación es siempre la parte más difícil. Esta vez, tuve que vender una casa que tenía en Madrid para cumplir este sueño», afirmó, reflejando la magnitud de su compromiso.
La expedición de Antonio de la Rosa al Polo Sur es una prueba de que aventura y conciencia ambiental pueden caminar juntas. El explorador quiere que su reto personal refuerce un compromiso ambiental que trascienda fronteras. Este viaje promete inspirar y recordarnos la urgente necesidad de cuidar nuestro planeta, un mensaje esencial en un momento crítico para el medio ambiente.