La naturaleza desbordante de Noruega es uno de sus grandes reclamos turísticos. Su tesoro más conocido lo esconden sus costas y los fiordos son su gran atracción turística. No obstante, más de la mitad de su territorio lo conforman montañas y glaciares que en verano animan a la práctica del senderismo y en invierno el esquí. Sus más de 500 refugios gestionados por la Asociación Noruega de Senderismo permiten organizarse largas rutas alojándose en estos refugios con estándares de calidad que nada tienen que ver con los refugios pirenaicos a los que estamos acostumbrados. Este verano cerca de Hemnes a 1.200 metros sobre el nivel del mar y cerca del glaciar Okstindan, en el Norte de Noruega, se inaugurado un refugio muy singular.
La construcción, que aparte de ser sostenible en su concepción, se ha integrado maravillosamente con su entorno y ya se ha convertido en lugar de peregrinación de apasionados de la arquitectura y de montañeros atraídos por un refugio que recuerda más a un hotel de lujo que a un discreto albergue de montaña. La singular cabaña de montaña, con unos espectaculares ventanales, ha sido diseñada por el despacho de los arquitectos Jarmund/Vigsnæs Arkitekter, que incorporan en buena parte materiales locales para adaptarse sin problemas al duro paisaje invernal.
El nuevo refugio inaugurado este mes de agosto lleva por nombre Charles Rabot, en honor del glaciólogo y geógrafo francés que exploro a fondo las montañas de la región de Nordland y permanece abierto todo el año y sólo se solo se puede acceder a él a pie o sobre los esquís, al no haber ninguna carretera.
Más información: Noruega. Guía de montañas
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