◄ La candidatura del alpinismo, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, fue defendida por las Federaciones de montaña y guías de Francia, Italia y Suiza.
El alpinismo se incluyó en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El XIV Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, reunido en Bogotá, decidió inscribir a el alpinismo o montañismo en su lista porque considera que «el alpinismo es el arte de escalar cumbres y paredes en terrenos rocosos o helados de alta montaña, en cualquier estación del año. Su práctica exige poseer una serie de capacidades físicas, prácticas e intelectuales, así como saber utilizar técnicas, equipos y materiales como piolets y crampones. Es un deporte tradicional caracterizado por el hecho de que sus practicantes comparten en común una cultura que integra el conocimiento del medio ambiente de la alta montaña, de la historia de la práctica de la escalada y sus valores conexos, y de una serie de competencias técnicas específicas».
La candidatura para conseguir que el alpinismo y el montañismo fuera considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad fue defendida por los entes federativos de montaña y guías de Francia, Italia y Suiza. El comité de dirección de del dossier tuvo el apoyo explícito organismos de las regiónes de Chamonix (Francia), Courmayer (Italia) y Orsières (Suiza) y estuvo compuesto por representantes de los tres clubs alpinos nacionales de cada país. En concreto, la Fédération Française des Clubs Alpins et de Montagne (FFCAM), el Club Alpin Italien (CAI) y el Club Alpin Suisse (CAS-SAC). Así, como las Asociaciones Nacionales de Guías de Alta Montaña de los tres países.
Con la nominación del alpinismo como patrimonio de la UNESCO, el montañismo a nivel mundial gana visibilidad como actividad y práctica deportiva.
La inscripción del alpinismo/ montañismo en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco permitirá el reconocimiento universal a través de una etiqueta internacional, pero también la valorización de un saber hacer y un saber estar de unos valores específicos anclados en la práctica durante siglos. Además, la comunidad de montaña tendrá un texto en el que poder basar la defensa de la actividad y su práctica. Finalmente, esta elección dará lugar a compromisos por parte de los Estados y de sus estructuras asociadas, a fin de preservar la actividad alpinística y las condiciones para su práctica.
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