La antievolución del trailrunning: luces y sombras
¿El trailrunning está condenado a morir de éxito?. No todo pueden ser peras en dulce, y está bien ser un poco críticos en este circo del postureo del trailrunning. Carreras y corredores, corredores y carreras. Cada fin de semana podemos escoger entre diferentes eventos repartidos por todo el territorio. En muchos casos están organizados por entidades locales, agrupaciones excursionistas, grupos de amigos, etc., y en otros casos están diseñados y coordinados por empresas. Pero vamos a empezar por el principio y centrarnos en las primeras.
El trailrunning es un deporte joven. Su inicio lo encontramos en los Alpes italianos, skyrunning puro y duro, o en el continente americano, dónde desde mediados del siglo pasado se disputaban, y se siguen disputando, diferentes carreras de trailrunning (ver articulo relacionado sobre las diferencias entre ambos). En nuestro país, tal y como lo conocemos actualmente, se empezó a forjar con el cambio de siglo. No obstante, en los años 90 ya teníamos algunas carreras pioneras en esto de correr por la montaña. Por ejemplo, la recordada Maratón del Aneto y alguna que otra que estaba avanzada a su tiempo. En todos estos años, más de dos décadas, nuestro deporte y nuestros deportistas, han cambiado mucho.
La paradoja a la que se enfrentan voluntarios, organizadores y los propios deportistas ante ciertas actitudes de corremontes.
En ese cambio de década, los que correteábamos por el monte, muchas veces éramos criticados por los puristas del montañismo. Los académicos de la montaña, especie que abundaba en aquella época por las laderas de las nuestras cordilleras, se creían dueños y señores de aquellos dominios que únicamente pertenecen a la Diosa Naturaleza. Dada la escasez de carreras sabíamos nuestro calendario de competiciones prácticamente antes de hacerse público. Pero eso sí, allí estábamos todos, no perdonábamos una. Ni tampoco exigíamos demasiado, más allá de una ducha (muchas veces ni eso) y pasar un buen rato entre compañeros y rivales.
Eran otros tiempos, eran tiempos dónde todos sabíamos nuestro lugar. La salida y llegada se basaba en una simple pancarta entre dos árboles, las fotos, con mucha suerte y únicamente las carreras que querían dar un salto y diferenciarse, las podías encontrar en la web de la organización en un periodo no nunca inferior a 10 días. Por no hablar de las clasificaciones, nunca definitivas hasta las 48h posteriores a la carrera, o las inscripciones, en la mayoría de casos debían realizarse por transferencia y correo … ¡postal!. Parece imposible que estemos hablando de hace poco más de 15 años, ¿verdad?
Xevi Guinovart: “Me entristece ver la evolución social (no la deportiva) que nuestro amado deporte está teniendo en los últimos años”.
Y el tema material, ni entramos a valorarlo, merecería un artículo completo a parte. Así era nuestro deporte, sin selfis, sin postureo. Éramos pocos, raros, pero con un amor incondicional por el deporte, por el aire libre, por las montañas, sin aspavientos, sin querer presumir de nada, humildad en estado puro. De ahí, en esos tiempos, se fraguaron grandes amistades que aún hoy día perduran, y perdurarán.
Corremontes por pura diversión
La sociedad ha evolucionado, y con ella el deporte en general y el nuestro en particular. Se ha mejorado mucho, facilitando la gestión de inscripciones, los sistemas de crono, las fotografías o vídeos. A nivel de material técnico la transformación para disfrutar de nuestro deporte ha sido brutal. Desde el calzado a la nutrición, pasando por el entrenamiento y los complementos. Y todo esto es bueno, claro que sí. No nos engañemos, si las empresas del sector, por ejemplo, calzado y textil, apuestan por sacar nuevos modelos y por seguir mejorando el producto final con su departamento de I+D, es porque cada vez hay un número mayor de practicantes y de consumidores. La línea básica más normal con la que trabaja cualquier empresa, sea del sector que sea.
Las actitudes egoístas e insolidarias de algunos pocos corredores acabarán quemando a los organizadores y en consecuencia haciendo desaparecer muchas carreras.
La incongruencia llega cuando estos mismos deportistas, usuarios y beneficiarios de esta evolución general, participantes en grandes eventos, que en la mayoría de casos son parte importante de la economía y subsistencia de las zonas rurales, corredores que les gusta sentirse campeones por un día, son los mismos que alzan la voz a los cuatro vientos reclamando el “romanticismo” del trailrunning, que hay demasiada gente corriendo por los montes o demasiados inscritos en las carreras, e incluso denunciando que alguien, sea una entidad, un guía de montaña que hace del deporte su profesión (muy infravalorados en un país dónde nacemos con una extrema sabiduría general), sea una empresa o simplemente sea una zona rural que ha apostado por el deporte outdoor como modus vivendi, consiga un beneficio de los eventos de trailrunning.
Trailrunning y carreras de montaña populares
Si se reclama ese ansiado retorno al pasado. A la libertad de las montañas, a los eventos populares y que todo se realice de manera altruista por los organizadores. ¿Por qué los mismos corredores exigen cada vez más, obligando a la profesionalización de las carreras de montaña? ¿Alguno disputaría una carrera sin fotos, sin vídeos, con un Excel como cronometraje, con agua en los avituallamientos y un simple bocadillo al final? Y un largo etc. de extras a los que el organizador se ve obligado disponer para tener contento al participante. Y a la postre para que éste, sin pararse a pensar ni un solo segundo en todo lo que conlleva la coordinación de un evento, se ponga a despotricar y faltar al respeto a voluntarios y organizadores por las redes sociales si algún aspecto organizativo no es de su pleno agrado.
Falta mucha educación en esta sociedad, y lo mismo pasa en nuestro deporte.
La falta de empatía con los organizadores, en la mayoría de casos totalmente voluntaria durante meses, para el regocijo y diversión final de los corremontes, va a llevar, y de hecho ya lo ha hecho con algunas, a la desaparición de las carreras por el cansancio de los organizadores al tener que soportar según que actitudes. Porque señores y señoras corredores, no todo vale, por mucho que sea voluntario, valoremos un poco más todo el trabajo que hay detrás.
¿Deberíamos, los que llevamos en esto de corretear por las montañas desde finales del siglo pasado, menospreciar y perseguir a los que descubren ahora este deporte? No, claro que no, al contrario, debemos ayudarlos a entender su filosofía y respeto hacia la naturaleza, por mucho que siga su lógica evolución. No es demasiado normal que estos “nuevos enamorados” de la montaña exijan unas organizaciones perfectas y totalmente voluntarias, sin cortarse un pelo a la hora de gritar y en algunos casos llegar a faltar el respeto a los voluntarios que se levantan a las 6 de la mañana para hacer disfrutar a los participantes.
Falta mucha educación en esta sociedad, y lo mismo pasa en nuestro deporte. O mucho cambia, o el incívico comportamiento de unos pocos acabará quemando a los organizadores, y por consecuente haciendo desaparecer muchas carreras. Quizá entonces estarán contentos y recuperarán su anhelado espíritu romántico. O quizá entonces estos mismos se quejarán de no tener carreras dónde calmar su ego personal y sentirse campeones por un día. Porque, al fin y al cabo, su vida se reduce a la crítica fácil, y eso ya les hace pavonearse y sentirse dioses de su pequeño reino (léase redes sociales).
El aquí aprendiz de escribiente empezó con el deporte al aire libre a muy corta edad, y ya desde finales de los 90 correteaba por el monte. Quizá por eso, junto con el hecho de haber sido corredor internacional, seleccionador, preparador, voluntario y organizador, le entristece ver la evolución social (no la deportiva) que nuestro amado deporte está teniendo en los últimos años.
Seguiremos soñando y creyendo que la antievolución se puede frenar. Reflexionemos un momento, por favor.
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6 respuestas
Estoy deacuerdo en casi todo lo que has escrito!!! Soy corredor de Ultras por Montaña y he hecho infinidad de ellas. En todos los años que llevo corriendo aún no he escuchado a una sola persona quejarse de ningún voluntario. Quizás las carreras tendrían que ser con menos dorsales para no masificar este deporte. Te voy a poner un ejemplo en el Gran Trail Aneto Poset que meten a casi 3000 corredores entre todas las distancias no hay ningún imbécil que se queje es que todo es perfecto para todos y eso es imposible. Respecto a los organizadores si te puedo decir que he conocido a alguno que mejor no saliera de su casa por prepotente. Otra cosa , las carreras a día de hoy tampoco son baratas (posiblemente deban de ser así) y la gente hace el cálculo de precio=nivel de exigencia. SEGUIREMOS ESPERANDO A QUE ESTO PASE Y PODER VOLVER HA HACER LO QUE NOS GUSTA. Bien sea compitiendo o simplemente saliendo al monte-montaña a disfrutar.
SALUD.
Suponemos que cada organizador y carrera es un mundo, y cada una tendrá sus razones. Si se trata de una organización voluntaria, y han tenido unos gastos previos, según con que antelación se haya realizado la cancelación forzada, quizá en ese caso lo puedan justificar. Una asociación deportiva o grupo de amigos dificilmente van a tener contratado un seguro de cancelación de la prueba, por su elevado coste que repercutiría directamente en el precio de las inscripciones, y quizá tampoco sea justo que deban ser los propios voluntarios (miembros de la organización) que lo tengan que asumir por completo.
Caso distinto si se tratase de empresas con diferentes eventos, donde posiblemente si tengan esa cobertura. O de eventos dónde hay una ayuda económica pública. Sea cual sea el caso, importante ver su reglamento.
Buenos días
En líneas generales es una buena reflexión. Creo que los que reclaman el «puritanismo» del trail running y de » sin ánimo de lucro», no se enteran de nada o no se quieren enterar. Cualquier evento, actividad etcc que se desarrolle en la montaña deberá ir unido a otros conceptos como respeto medioambiental, compatible con una promoción sostenible de la zona, también como generador de recursos y de trabajo y en esto entran en juego organizaciones cada vez más profesionalizadas que trabajen con seriedad y rigor, independientemente de que puedan colaborar voluntarios. Es incongruente que algunos corredores exijan cada vez mejor organización y medios y por otro pretender que lo organizen asociaciones sin medios ni capacidad de organización y con medios humanos de voluntarios, que no está muy regulado, ya que si tienen algún problema estos voluntarios, le van a pedir responsabilidades penales como si fuesen trabajadores. Por otro lado se deben cumplir todas las exigencias medioambientales, permisos, normativas y para eso se necesitan organizaciones cada vez más profesionales. A esos corredores o participantes que piden que sean organizaciones sin ánimo de lucro y con voluntarios, yo les preguntaría si ellos en su trabajo lo hacen de manera voluntaria o si ellos fuesen voluntarios y tuviesen un accidente no reclamaran a los organizadores, y si piensan realmente que los que dicen que lo hacen sin ánimo de lucro..entonces para que cobran?..Hay mucho cuento y.mucha jeta…prefiero una organización más profesionalizada que paga sus impuestos, y tiene a todos sus trabajadores de alta en la seguridad social a otro que dice que no tiene ánimo de lucro y está incumpliendo la legalidad. No quiero decir con esto que no haya Asociaciones y que son importantes, pero con un papel más de promocion no de organizador..
Es mi opinión y reflexión
Gracias
Gràcies per l’article i les reflexions. Amb 55 anys, ja he fet moltes milles per la muntanya, i recordo haver deixat les randonnes per començar a trotar per la muntanya amb equipacions híbrides i casolanes del running i l excursionisme. Encara recordo l’estiu del 95, baixar del Perdiguero per la vessant francesa i veure com m adelantaven dos francesos a tota llet amb un cangur i rotxetores i no vaig arribar a veure q calçaven. D ençà, el anar a correr només per Collserola, va anar a més i va ser una etapa de descobriment de la mitja montanya catalana, on de tant en tant en trobaves els primers rodadors de btt q alternaven com jo l’esquí de muntanya a l hivern, amb les bicis (ells) .
En fi, la veritat és q es un tòpic però cert q es addictiu, però ho és per mi, com a eina d evasió i descobriment de mil i un racons i no com quelcom competitiu. Dieu m antiquat o hippie, però correr sol per la muntanya és una sensació q no canviaré per cap cursa, i descobrir rutes i senders, trobant me sovint perdut, q no desorientat, és més emocionant q lluitar contra un crono en mig de un munt de corredors. Com a esquiador de muntanya mig retirat, el xoc dels dos mons, formar part anònimament de l entorn o fer lo servir com un de bé de consum, em recorda quan els primers free raiders van posar se les pells de foca als esquís per sortir de les pistes fresades, pero això com deia en Hemingway, és una altre historia.