◄ Escapada de tres noches para disfrutar de los pintxos, la sagardotegi y el txakoli auténticos del País Vasco
La potente imagen del Museo Guggenheim es una de las fotografías más utilizadas para representar la pujanza cultural y turística del País Vasco y de Bilbao. El edificio del arquitecto Frank Gehry inaugurado en octubre de 1997 rompió moldes y supuso el cambió simbólico y real del Bilbao postindustrial. Su diseño arquitectónico sigue atrayendo a miles de turistas y su buena programación museística ha sido determinante para mantener el Guggenheim vasco como uno de los museos de referencia dentro de los centros de arte contemporáneos.
El Guggenheim es la joya iconográfica del País Vasco, pero no la única ya que este territorio de la geografía española cuenta con una gran diversidad cultural, turística y gastronómica. El País Vasco es conocido como el hogar del gourmet, pero también es el lugar perfecto para disfrutar de un fin de semana lleno de aventuras, cultura, comida y olas. A continuación, os mostramos la mejor manera de pasar una escapada de tres días en el País Vasco.
Una opción interesante es viajar a través del aeropuerto de Bilbao con muchas rutas domésticas e internacionales. Es el más importante del norte de España y está situado en Loiu, a tan solo 10 kilómetros de la capital. Si quieres disfrutar de una escapada larga de fin de semana te recomendamos que viajes jueves por la tarde para aprovechar al máximo tu viaje. En el aeropuerto puedes alquilar un automóvil para poderte desplazar con mayor facilidad. No olvides de llevar contigo unas buenas zapatillas, un chubasquero, un paraguas, una cámara fotográfica o tu smartphone.
Primer día
Comienza la jornada con un recorrido para ver lo más interesante del casco viejo de Bilbao, también conocido por las 7 calles, donde la mayoría son peatonales. Es de obligada visita para cualquier turista. Si vas en coche accede directamente al parking privado del Arenal –calle Viuda de Epalza nº 3-. Otra opción es aparcar fuera del centro, utilizar el metro y bajar directamente en la estación del Casco Viejo. En la calle Barrenkale Barrena se concentran unos cuantos restaurantes y bares de tapas o de pintxos. Todos tienen su encanto y su platillo especial. No te dejes aconsejar por las guías ni por las apps de opiniones. Entra, mira y déjate seducir por las jugosas barras llenas de pintxos. Y no olvides acompañar el tapeo con un o dos vasitos de txakoli. El vino joven blanco, afrutado y ligeramente espumoso producido en el País Vasco.
Después recorre el cauce de la ría de Bilbao, también conocida como ría del Nervión o del Ibaizábal. La margen derecha nos recuerda la Bilbao de antaño y la izquierda, que en su momento fue la industrial y obrera, ahora concentra la Bilbao más cosmopolita. Los paseos de Uribitarte y Abandoibarra son recorridos por el tranvía eléctrico que nos lleva al inconfundible Museo Guggenheim, símbolo del nuevo Bilbao.
Más adelante, se halla el centro comercial Zubiarte -compras, gastronomía y salas de cine- situado junto al puente de Deusto, entre El Museo Guggenheim, La Torre Iberdrola y el Palacio Euskalduna, las grandes referencias arquitectónicas del nuevo Bilbao.
Segundo dia
Desayuna en cualquier cafetería o bar de Bilbao la clásica tostada bollo de mantequilla con mermelada y café o un pintxo de tortilla con una tostada con tomate y aceite de oliva.
Después podemos coger el coche y dirigirnos hacia Donostia-San Sebastián, pero antes debemos hacer una parada en San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo, cuyo nombre significa “castillo de roca” en euskera (“gaztelu” = castillo + “aitz” = roca). Este pequeño islote, a 35 km de Bilbao, desafía el mar Cantábrico y se ha convertido en uno de los lugares más visitados del País Vasco. La isla tiene forma de cono y en su punto más alto se eleva una pequeña ermita dedicada a San Juan Bautista. No es la original, ya que a lo largo de los siglos fue destruida en numerosas ocasiones. Tras un incendio en 1978 su última reconstrucción data de 1983.
Para acceder a la cumbre se debe hacer caminando por un estrecho y zizageante puente compuesto por 241 peldaños. Este espectacular y mágico lugar desde que fue elegido como uno de los escenarios de la séptima temporada de Juego de Tronos, ha multiplicado la afluencia de turistas. Para evitar la masificación la Diputación Foral de Bizkaia se ha visto obligada a poner un sistema de control –tickets vía web– de reserva previa. La entrada es gratuita, pero evita las colas y permite una visita más intensa y enriquecedora para el visitante.
Tras disfrutar de este emblemático enclave de la costa de Bizkaia, podemos dirigirnos a San Sebastián. Después callejea por el casco antiguo de San Sebastián repleto de rincones y lugares de tapeo. Si es la hora de comer y te gusta la carne busca el Bar Nestor -calle Pescadería nº11- Aquí en vez de un pintxo puedes degustar su especialidad. La chuleta Nestor acompañada de una ensalada tomate de la huerta local.
Si deseas romper con el tapeo, una buena opción es dejarse seducir por el nuevo concepto de ‘sagardotegi’ -sidrería en euskera- y desplazarse al pueblo de Astigarragat, a 6 km de San Sebastian para comer con mesa y mantel. Aquí funciona la sidrería Iretza Sagardotegia – calle Troia ibilbidea, 25 -. Ofrecen una amplia carta, pero tienen el menú sidrería -tortilla de bacalao, bacalao frito con pimientos, chuletón a la parrilla, queso, nueces y membrillo con sidra al txotx -directa de barrica- o botella- por 33 euros. Lo más original son sus y catorce ’kupelas’ -barricas- habilitadas como espacio de comedor. La sagardoa ‘sidra natural’ es la sidra vasca, muy diferente de la asturiana y de la cántabra. Zumo de manzana fermentado de baja graduación alcohólica
Si has permanecido en San Sebastián, tras el almuerzo puedes dirigirte caminando a la playa de la Zurriola, una de las cuatro playas de San Sebastián, que se halla en el barrio donostiarra de Gros, bajo la mirada del Palacio de Congresos y del Auditorio Kursaal. La playa, de fina arena dorada y fuerte oleaje, es la más surfera de la capital. Tiene olas de calidad, destacando la derecha de Monpas y El Centro, con derechas e izquierdas intensas. Monpas puede generar buenas secciones tuberas y es la ola de más fuerza, mientras que El Centro genera principalmente izquierdas en marea baja y buenas derechas a medida que sube la marea. La playa cuenta con un club de surf local y cuatro escuelas de surf, por lo que es ideal para la iniciación.
La jornada se puede acabar con una puesta de sol sobre el Monte Igueldo que se alza en el extremo de la Bahía de La Concha, marcando el límite entre el mar y la ciudad. Lo más recomendable es acceder a la cima a través del funicular y sentado en sus vagones de madera. Este medio de transporte fue inaugurado en 1912 y subía a los ciudadanos de San Sebastián al casino, al salón de bailes y al parque de atracciones que todavía sigue funcionando. En el precio – adultos 3,15 € y niños 2,35€ -se incluye entrada al recinto panorámico.
El mirador panorámico del Monte Igueldo ofrece la mejor vista de San Sebastián. Si hemos decidido prescindir del funicular la entrada en cualquier vehículo o a pie cuesta 2,30 € por persona. Una vez se ha accedido al recinto del Monte Igueldo podemos subir en algunas de las atracciones con “solera” que tiene este parque inaugurado en 1912. No se paga ningún pase general. Cada atracción tiene un precio por persona que oscila entre los 3 euros y 1 euro.
Por la noche si quieres déjate caer por la pequeña calle Fermín Cableton, en el casco viejo, entre la Iglesia de Santa María y el Museo de San Telmo, consagrado a ilustrar la evolución de la sociedad vasca, y recorre algunos de los más famosos establecimientos para “salir de potes” en Donostia. Pintxos creativos y clásicos de mariscos, carne y quesos acompañados de un zurito, el corto de cerveza del País Vasco, o de una copa txakolí. Todas las opciones son válidas.
Y si deseamos un postre especial deberemos desplazarnos a La Viña –calle 31 de Agosto Kalea, 3, -. Su barra de pintxos es variada, pero el local se ha hecho muy conocido gracias a elaborar una tarta de queso muy cremosa que ha hecho fortuna y se ha exportado a otros países. Incluso en Turquía este postre se conoce como la tarta de San Sebastián.
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