La Cámara Regional de Cuentas (CRC) de los Midi-Pyrénées y Languedoc-Roussillon acaba de hacer público un interesante informe sobre la situación de les estaciones de esquí de los Pirineos franceses. El estudio ha sido realizado sobre datos de la temporada pasada 2013-14 y radiografía muy bien los problemas que arrastran las estaciones francesas de los Pirineos, pero que son perfectamente extrapolables a sus homónimas de la vertiente española. El documento, que habla de crisis latente, hace hincapié en la necesidad de mejorar su competitividad. Los Pirineos franceses cuentan con una treintena de estaciones de esquí alpino que representan el 10 % del mercado de esquí de Francia y el 14 % de sus camas turísticas de montaña, con más de 6 millones de noches. Las estaciones generan 10.000 empleos, (1.400 directos y 8.600 turísticos). El ranquin de días de esquí/ vendidos lo encabeza Saint Lary-Soulan (650.000) seguido de Grand Tourmalet (594.303) y Font Romeu-Pyrénées 2000 (479.450). La modernización de sus instalaciones, la extensión de su dominio esquiable, la inestabilidad climática y la necesidad del equilibrio económico y financiero son algunos de los puntos en los que se profundiza. No se cita a Andorra, que juega en otra división por la dimensión de sus dominios esquiables y otros factores que ahora no citaremos, pero en cambio sí compara la situación de Catalunya, a través de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) y su división de Turismo de Montaña, destacando que del grupo sólo La Molina no es deficitaria. Al final también es interesante leer la respuesta que dan algunos ayuntamientos y organismos a las conclusiones. Lamentablemente ni Catalunya ni Aragón tienen en su poder estudios pormenorizados y realizados por algún organismo independiente al margen de los que manejan “vestidos” por las propias empresas explotadoras.
Dimensión insuficiente
Entre las dificultades que subraya destaca la incapacidad para financiar nuevas instalaciones -el cierre de Puigmal lo achaca a la incapacidad de la estación para devolver la deuda contraída para financiar un nuevo remonte- y la dimensión insuficiente de algunas de las estaciones para seguir siendo viables en un mercado maduro y estancado. En todo caso aprovechamos la ocasión para insistir que tanto la dirección de La Molina como de La Masella deberían empezaran a tomarse en serio la unión de los dos dominios bajo una sola marca (Alp 2500) y un solo forfait, aunque internamente siguieran funcionando las dos empresas. El ejemplo más claro lo tienen en Grandvalira y Vallnord donde la unión sólo afectó a los departamentos de comercial y marketing de cada estación. Tras sus respectivas fusiones comerciales cada nuevo dominio creó una nueva empresa para gestionar la parte comercial, de comunicación y de ventas y así evitar susceptibilidades.
PDF Leer informe sobre El futuro de las estaciones de esquí de los Pirineos (en francés)