◄ Iker y Eneko Pou junto con Manu Ponce escalan la cara norte del pico Cashan Oeste de 5.686 m. y encadenan su tercera vía virgen de la Cordillera Blanca en los Andes peruanos.
Los hermanos Pou, Eneko e Iker, junto con Manu Ponce firmaron la primera ascensión en estilo alpino y en dos días a la cara norte del pico Cashan Oeste de 5.686 metros de la Cordillera Blanca en los Andes peruanos. La montaña, cercana a la capital andina de Huaraz, nunca había sido coronada por esa vertiente dada su compleja exigencia técnica. La pared tiene 800 metros, una dificultad de 7a+, y la tripleta de escaladores españoles decidieron llamarla “Andean Kingdom” en honor a sus amigos Luciana Juárez y Micher Quito y la agencia de turismo activo que regentan en la capital Huaracina.
La pared es imponente y de roca granítica de máxima calidad. La ruta trazada para surcarla obligo a los tres escaladores a buscar los puntos más flacos para superar con la máxima visión, una pared técnicamente muy difícil, que en varias ocasiones alcanza el 7º grado.
El ascenso duró dos días completos hasta llegar a la cumbre. El vivac lo hicieron descansando -es un decir- en la mitad de la pared y aprovechando una pequeña repisa en la que apenas cabían. “Hay tan poco espacio que no queda otro remedio que dejar los pies suspendidos del vacío”.
Iker Pou posteriormente recordó que “la noche fue terrible, de lo peor que recuerdo. No teníamos espacio para todos, nos resbalábamos para abajo, era imposible coger postura, y menos mal que nos llevamos dos sacos de The North Face -uno de sus patrocinadores-, que unidos, nos permitían taparnos mínimamente. Las horas pasaron lentas, y a las seis de la mañana, cuando empezó a amanecer, ya estábamos dispuestos para salir corriendo de allí”.
Eneko Pou: “Sólo consigues cuando aúnas experiencia, preparación física y mucha motivación. Hemos hecho algo muy grande y somos conscientes de ello”.
En la segunda jornada pagaron el cansancio del día anterior y la mala noche, tal y como recordó Eneko Pou. “El cuerpo no respondía con la energía y la vitalidad que nos habría gustado. Además, había que sumarle la altura. Estábamos escalando todo el rato por encima de los 5.000 metros, con lo que los movimientos explosivos de la escalada se hacían muy penosos”.
Los tres escaladores tiraron de oficio y experiencia para seguir superando cada tramo, hasta que a las tres y media de la tarde alzaron con alegría los brazos en señal de victoria en lo más alto de la montaña. No tuvieron mucho tiempo para celebraciones, en dos horas y media oscurecía y ni siquiera sabían por dónde iban a bajar. El retorno por el lugar del ascenso era impensable, ya que dieron demasiadas vueltas por la pared con continuas y largas travesías. Deberán tirarse rectos desde la cumbre y probar suerte. Es lo que tiene ser los primeros en estrenar una vía virgen. Todo es incertidumbre y otra noche sería muy peligroso.
Hacen rapeles muy largos a 60 metros. Los tres van muy justos de fuerzas y sin apenas agua, derretir nieve tampoco es una opción, están en una zona muy vertical en la que no hay ningún nevero. El último rapel resulta impresionante. Casi no hay visión para saber si las cuerdas llegan al suelo porque la noche está prácticamente encima, pero deciden arriesgar y tirar un rapel volado que resulta de 60 metros exactos -la largada de las cuerdas- hasta el glaciar. Los tres al unísono pensaron: ¡Que suerte!
Descendieron la morrena muy rápido, pero mientras están bajando se dan cuenta de que este corredor es muy peligroso por la caída de piedras. Cuarenta y cinco minutos después, cuando están llegando al enorme bloque que hace de Campo Base, escuchan un enorme estruendo a sus espaldas. Es en el corredor que acababan de cruzar se caen bloques enormes por donde pasaron pasado hace apenas unos minutos. En ese momento, como relató Manu Ponce, “No tenemos ni energía para pensar en ello. Estamos a salvo y eso es lo importante”.
A la mañana siguiente y ya sin sobresaltos comienzan a interiorizan su gesta. Son conscientes de haber realizado una de las mejores ascensiones de su carrera. Han abierto una vía de mucha dificultad a una altura considerable y en un lugar remoto de la cordillera andina. Eneko lo tiene claro. “Son de esas actividades que sólo consigues cuando con los años aúnas experiencia, preparación física y mucha motivación. Hemos hecho algo muy grande y somos conscientes de ello”.
Con la primera ascensión a la cara norte del Cashan Oeste de 5.686 m, los hermanos Pou y Manu Ponce consiguen su primer hat-trick en la Cordillera Blanca de los Andes de Perú y quien sabe si de toda su trayectoria como escaladores. Primero fue en la cara norte del Cerro Tornillo (4.900 m.) -6b/700 metros- a la que siguió la cara sur del Huanka Punta (4.760 m) -6c+ /470 metros- en un mes de julio trepidante y que difícilmente olvidaran los tres escaladores.
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