La primera travesía del Atlántico a remo documentada fue realizada el año 1896 por los noruegos Frank Samuelsen y George Harbo. En 1966, los ingleses John Ridgeway y Chay Blyth repitieron la proeza.
La primera travesía del océano Atlántico de la que se tiene referencia documentada se hizo el año 1896. Dos pescadores de ostras noruegos emigrados a Nueva York, Frank Samuelsen (1870-1946) y George Harbo (1864-1909), zarparon de Battery Park, en Manhattan, el 6 de junio de 1896, a a bordo del «Fox», que tenía 5,5 m de largo y 1,5 m de ancho con compartimentos herméticos para evitar que el barco se hundiera. La pareja hizo una travesía de 3.250 millas en 55 días y tocó tierra en Saint Mary’s, la isla principal del pequeño archipiélago de las Islas Sorlingas (Scilly), situadas a unos 45 km de la costa de Cornualles, en la punta suroccidental de Inglaterra.
Frank Samuelsen y George Harbo partieron de Battery Park, Nueva York, y tocaron tierra en Saint Mary’s, una de las islas del pequeño archipiélago de las Islas Sorlingas (Inglaterra), tras 55 de navegación
Su hazaña prácticamente pasó desapercibida. Al contrario de la que repitieron en 1966 los ingleses Chay Blyth y John Ridgeway y compañeros del Regimiento de Paracaidistas del Ejército Británico. Tuvieron que pasar 114 años para que se repitiera tamaña gesta a remo. La travesía empezó el 4 de junio de 1966, partiendo en un bote abierto llamado “English Rose III”, (Rosa Inglesa) desde la localidad de Orleans en la zona central del Cabo Cod (Massachusetts, EUA). Los dos remeros navegaron durante 92 días por el Atlántico Norte y llegaron el 3 de septiembre a las islas de Aran (Irlanda). En total recorrieron una distancia de 2.485 millas.
En 1997, cincuenta años después de su proeza, nació la Atlantic Challange. Fue una edición histórica, que no tuvo continuidad hasta el año 2001 de forma bianual y desde el 2015 anualmente y bajo el protivionio de la marca escocesa de whisky Talisker. La competición sigue siendo una gran aventura, pero no tiene nada que ver con la heroica protagonizada por John Ridgeway y Chay Blyth
John Ridgeway y Chay Blyth completaron en 1966 una heroica travesía del Atlántico a remo en un bote de 7 metros que duró 92 días
John Ridgeway y Chay Blyth se llevaron la gloria, pero no fueron los únicos que lo intentaron. Otra pareja partió con el mismo objetivo. Sin embargo, su desafío de cruzar el océano Atlántico acabó en tragedia. Eran dos periodistas británicos con sed de aventuras: David Johnstone (1931-1966) y John Hoare (1938-1966). Por desgracia perecieron en el intento. Habían partido el 21 de mayo de 1966 a bordo de un bote llamado ‘Puffin’ desde la costa de Virginia Beach (Estados Unidos) y naufragaron, según se cree, a los 105 días después de su salida cuando habían cubierto alrededor de 1.432 millas.
Unos meses después el destino quiso que la embarcación, expresamente construida para el cruce, fuera avistada flotando y volcada -10 octubre- en medio del Atlántico. Ni rastro de los dos infortunados marinos, pero si ser recuperó un diario de bitácora que escribía David Johnstone. El carguero británico ‘Pacheco’ subió el bote ‘Puffin’ a su cubierta y lo transportó a Londres donde fue desembarcado el 31 de octubre.
El año 1966, la carrera por completar la travesía del oceáno Atlantico a remo acabó en tragedia para la otra tripulación que lo intento. David Johnstone y John Hoare desaparecieron en medio del mar.
Precisamente la idea de cruzar el océano Atlántico el año 1966 fue del malogrado David Johnstone. Éste avanzó un año antes su proyecto al programa radiofónico “Today” de la BBC Radio 4, tras mantener una entrevista con su presentador, el locutor Jack de Manio (1914-1988). Manio condujo el programa del año 1958 al 1971. En la actualidad “Today”, creado en 1957, todavía es el programa de actualidad y noticias matutinas de radio más escuchado de la BBC.
En el transcurso de la entrevista Johnstone hizo un llamamiento para conseguir un compañero para la travesía. El capitán John Ridgway contactó por carta, pero llegó tarde, ya que el periodista había escogido a John Hoare, un colega de profesión, para cruzar el Atlántico a remo. Hoare se adelantó ya que respondió a un anuncio publicado en el “Times” buscando tripulante. No obstante, la idea cuajó en la mente de John Ridgeway. Entre los dos aventureros nació la carrera por ser los primeros a cruzar el Atlántico.
La embarcación a remo de John Ridgeway y Chay Blyth era un bote abierto tipo Dory de seis metros que elevó la borda casi 23 centímetros por recomendacion de los pescadores de Orleans (EUA)
John Ridgeway se lanzó a la búsqueda desesperada de un patrocinador para poder comprar un barco. A falta de 67 días de la partida de David Johnstone logró encontrar un bote abierto tipo Dory de seis metros -20 pies- a muy buen precio. El pescador de langosta Hughie Ross, y conocido suyo de Ardmore, le envió una carta y le adjuntó un folleto que mostraba un Yorkshire Dory de veinte pies. “Si alguna embarcación puede hacer el cruce, creo que es este diseño”, fueron las palabras proféticas de Hughie. Su precio era de 187 libras. John Ridgeway había vivido una temporada en Ardmore (Escocia), tras casarse con Maria Christine d’Albiac en 1964.
El dory es un bote de madera de fondo plano que generalmente mide entre 15 y 22 pies (aproximadamente 5 y 7 m) de proa a popa. Se empezaron a construir en Estados Unidos a mediados del siglo XVIII y principalmente se utilizaban para la pesca. Eran difíciles de volcar y rápidamente se popularizaron entre los pescadores. En Aldershot, a 60 km de Londres, se hicieron algunas modificaciones prácticas al “English Rose III”, pero fue en Orleans (Estados Unidos) donde se realizaron las mejoras más importantes siguiendo el consejo de los experimentados pescadores del lugar. Conocían los traicioneros Grandes Bancos que debían cruzar en los primeros días. Sus recomendaciones, en parte, fueron decisivas para llevar a buen puerto la empresa. La borda de la embarcación se elevó casi 23 centímetros (9 pulgadas) y la quilla se reforzó con roble.
Al amanecer del decimotercer día de navegación se enfrentaron a lo largo de seis angustiosas horas al embate del huracán “Alma”
John Ridgeway tenía el barco, pero aún le faltaba compañero para emprender su viaje. Sus amigos rechazaron la invitación. Fue entonces cuando se lo propuso a Chay Blyth, sargento de su compañía. En los últimos ocho años ambos habían compartido muchas vicisitudes en diversas campañas con el ejército. Blyth aceptó y ambos afrontaron el reto con preparación militar. Consultaron a marinos experimentados para no fallar en las raciones de comida, la ropa que debían llevar, el botiquín y todo lo relacionado con la supervivencia en el mar. Su adiestramiento militar fue determinante para el éxito de cruzar el Atlántico a remo.
Chay Blyth era un hombre de familia trabajadora y creció en Hawick, Escocia. A los 18 años entró en el ejercicito y a los 21 obtuvo el rango de sargento. Era un experto en supervivencia, pero con nula experiencia en el mar. En cuanto a los orígenes de John Ridgway, nació el 8 de julio de 1938, decir que nunca conoció a sus padres biológicos. A diferencia de su compañero, si tenía nociones de navegación. A los 17 años sirvió en la Marina Mercante, luego estuvo dos años en la Real Academia Militar de Sandhurst, dedicándose completamente a las actividades físicas y allí ascendió al rango de capitán.
La localidad de Orleans, en Cape Cod, EUA, fue el lugar escogido por John Ridgeway y Chay Blyth para comenzar su travesia del oceano Atlántico a remo
El día de la partida -4 junio 1966- varios cientos de personas se acercaron a la playa del pueblo Orleans, en Cape Cod, para despedir a John Ridgeway y Chay Blyth. La Guardia Costera estadunidense les hizo los honores a su “English Rose III”.
Durante su viaje épico, se enfrentaron a dos huracanes, tormentas, olas enormes y ballenas más grandes que su bote. La fatiga no fue problema para los dos jóvenes militares, pero si la intendencia. Tenían comida para 80 días, principalmente arroz precocido y curry deshidratado, y llevaban 550 litros de agua almacenados en recipientes de polietileno. Los últimos diez tuvieron que racionar la comida. Junto con el sextante y otros instrumentos de navegación, tenían una rudimentaria radio. La ropa náutica impermeable que llevaban era muy básica y no utilizaron sacos de dormir, sino una manta cada uno.
Ridgeway y Blyth debieron racionar la comida, sólo llevaban para 80 días, y recibieron la ayuda de dos mercantes que les facilitaron algo de intendencia para poder sobrevivir
Su rutina con los remos era espartana. Cada día durante doce horas remaban los dos al unísono. Cada hora, y por separado, podían tomar un descanso de cinco minutos. Por las noches las guardias eran de dos horas y sólo remaba uno. La primera semana del viaje fue complicada, porque se encontraban en una ruta marítima y esto generaba mucha tensión ante la posibilidad que fueran embestidos por algún mercante.
Posteriormente debieron lidiar con la mar embravecida por los restos de la fuerza del huracán “Alma” que inusualmente se avanzó a la temporada de huracanes del Atlántico. Estuvo activo entre el 4 y el 13 de junio de 1966. Ellos recibieron sus efectos al amanecer del decimotercer día de navegación. Para Chay Blyth y John Ridgeway fue el momento más crítico y debieron achicar agua del bote durante seis horas para evitar que el sobrepeso lo hundiera. Cuando pudieron tomar la posición comprobaron que la corriente los había arrastrado algo más de 120 millas de su rumbo. Sin embargo, no resultó lo peor. La entrada de agua estropeó algunos alimentos por lo que debieron empezar a economizar las raciones.
La Corona británica premió a John Ridgeway con la medalla de Miembro del Imperio Británico (MBE) y a Chay Blyth con la Medalla del Imperio Británico (BEM)
Después de ocho semanas de navegación -56 días- y faltándoles todavía unas mil millas para acabar el desafío de cruzar el Atlántico a remo comprendieron que necesitaban intendencia para acabar. Habían empezado a reducir sus raciones a la mitad. La suerte les cambió el 13 agosto cuando consiguieron contactar con el carguero británico “Haustellum” que pasaba junto a ellos. Subieron a bordo y fueron agasajados con una opípara comida. Al abandonar el barco les regalaron alimentos para seguir la navegación.
No resultó la única asistencia que tuvieron en alta mar. El último tramo hasta las costas de Irlanda fue durísimo con los vientos del este soplando. Otro buque Finnalpino de bandera finlandesa les entrego algo más de comida para poder finalizar el desafio. Finalmente, el 3 de septiembre Ridgway vio tierra firme frente a las costas de Galway. El mar estaba embravecido y no podían dejar de remar so pena de ser arrastrados hasta las rocas del acantilado.
Dos años después, su espiritu para vivir sitaciones extremas les llevó a participar por separado en la primera edición de la Golden Globe Race
El farero del Faro de Eeragh, situado en el extremo norte de las Islas de Aran, en la Bahía de Galway, se dio cuenta de la situación. A través del telescopio vio a John Ridgeway con el cubo, que hacía las veces de letrina, en sus manos. Automáticamente pensó que estaban sacando agua de la embarcación y dio a viso a la embarcación de rescate de la zona que salió a buscarlos. Una vez contactaron con ellos se dejaron remolcar hasta el pueblo pesquero de Kilronan.
Tras 92 días finalizaron con éxito la travesía del Atlántico a remo que los marcó para siempre como marinos y aventureros. Su gesta tuvo un amplio reconocimiento en el mundo nautico y anglosajón. En Inglaterra, la Corona británica premió a John Ridgeway con la medalla de Miembro del Imperio Británico (MBE) y a Chay Blyth con la Medalla del Imperio Británico (BEM).
Dos años después, su espiritu para vivir sitaciones extremas les llevó a participar por separado en la primera edición de la Golden Globe Race, la vuelta al mundo a vela en solitario y sin escalas en la que tomron parte nueve barcos. Robin Knox-Johnston a bordo del Suhaili fue el único que finalizó la circumnavegación completa en 312 días.
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