Jost Kobusch y su reto invernal al Everest: minimalismo, soledad y altura extrema

Reportaje

Jost Kobusch inicia su tercera expedición al Everest en invierno, en solitario, con solo 150 kg de equipo y el objetivo de superar los 7.500 metros

El majestuoso Everest en noviembre, cubierto de nieve y envuelto en un cielo despejado que anuncia el invierno.

El invierno astronómico (*) comenzó  y, con él, también la tercera  expedición invernal de Jost Kobusch al Everest. El alpinista alemán se encuentra ya en pleno desafío: solo, sin oxígeno suplementario, y con apenas 150 kilos de equipo. Su objetivo, además de enfrentarse al frío extremo y a la soledad, es superar los 7.500 metros de altitud en la arista oeste, un récord establecido en 1983 por un equipo francés. Este intento no solo se destaca por su ambición, sino también por el enfoque minimalista. Es un estilo de vida y de escalada que lo lleva a desconectarse del mundo y adentrarse en los límites de lo posible.

Aventura al límite

Antes de establecerse en el campamento base del Everest, Kobusch pasó semanas aclimatándose en el valle del Khumbu. Tras ascender el Mera Peak (6.500 m) y cruzar pasos elevados como el Amphu Labsta (5.800 m) y el Kongma La (5.500 m), finalmente llegó a la estación de investigación «La Pirámide» en Lobuche (5.000 m), desde donde afinó los detalles de su expedición. El reto de este año, además de la altura, incluye evitar la peligrosa cascada de hielo del Khumbu. En su lugar, seguirá del corredor Hornbein, un itinerario largo y complejo que añade aún más incertidumbre a su intento.

Un camino cargado de preparación

Esta será la tercera vez que Jost Kobusch se enfrenta al Everest en invierno, aunque él la define como su cuarta expedición. La razón de esta diferencia es que, el año pasado, un problema en la espalda lo obligó a cancelar el proyecto antes de vajar. En sus intentos anteriores, Kobusch trabajó intensamente en su estrategia y habilidades técnicas, enfrentando condiciones extremas que pocos alpinistas se atreven a desafiar.

En la temporada 2019/20, alcanzó una altitud máxima de 7.366 metros, su mayor logro hasta ahora en la arista oeste, en un ascenso que puso a prueba tanto su capacidad técnica como su fortaleza mental. Dos años después, en el invierno 2021/22, llegó hasta los 6.450 metros, enfrentándose a condiciones aún más adversas que limitaron su avance, pero le permitieron seguir conociendo sobre esta desafiante ruta.

El camino no ha sido fácil, pero ahora regresa fortalecido y con la experiencia que solo se adquiere tras años de dedicación a un sueño. “Estoy enfocado en lo esencial, excluyendo todo lo demás”, destaca Kobusch. “Soy consciente de mi entorno y del riesgo, pero también sé que los verdaderos desafíos surgen antes y después del intento, en la preparación y en la reflexión posterior”.

Jost Kobusch
Jost Kobusch durante su trekking de aproximación en el valle del Khumbu, aclimatándose para su desafío invernal al Everest. (Copyright/JK face)

Minimalismo extremo: solo 150 kilogramos de equipo

La logística de esta expedición es un testimonio del espíritu de Kobusch. Los 150 kg de equipo incluyen provisiones, material técnico y una pequeña tienda que constituye su único refugio en el campamento base. Comparado con las toneladas que suelen movilizar las expediciones tradicionales, su enfoque es un recordatorio de que, en el alpinismo, menos puede ser más.

¿Un sueño imposible?

La expedición de Kobusch no busca necesariamente alcanzar la cima del Everest, sino explorar hasta dónde puede llegar en estas condiciones extremas. «El momento para actuar no es cuando el riesgo es mayor, sino cuando estás preparado», reflexiona Kobusch. Para él, cada paso en la montaña es un avance hacia la comprensión de sus propios límites y hacia el descubrimiento de nuevas posibilidades. En el mundo del alpinismo invernal, el aragonés Fernando Garrido ocupa un lugar destacado. El 6 de febrero de 1988, se convirtió en el primer alpinista en ascender, en invierno y en solitario, un ochomil: el Cho Oyu, de 8.201 metros, sin la ayuda de oxígeno suplementario.

Si quieres seguir a Jost Kobusch y conocer su ubicación en tiempo real, puedes clicar aquí.

El monolito del campamento base del Everest que da la bienvenida a las expediciones.

Jost Kobusch ante su desafío invernal al Everest

Jost Kobusch, nacido el 3 de agosto de 1992 en Bielefeld, Alemania, representa la esencia más pura del alpinismo, abrazando retos que combinan soledad, condiciones invernales extremas y rutas de enorme complejidad técnica. Lejos del enfoque comercial que domina gran parte del ochomilismo actual, Kobusch sigue una filosofía radicalmente diferente, marcada por la autosuficiencia y la conexión íntima con la montaña. Residente en Chamonix, Francia, ha dedicado años a perfeccionar sus habilidades, priorizando la preparación minuciosa y la capacidad de adaptarse a los entornos más hostiles. Su enfoque minimalista se resume en frase que en algunas ocasiones destaca el alpinista teutón: «La perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no queda nada por quitar».

¿Cómo me siento acerca de mi cuarto intento de escalar el Everest en invierno?

Antes de comenzar su desafío en solitario en el Everest, el alpinista alemán Jost Kobusch se hizo una pregunta: «¿Cómo me siento acerca de mi cuarto intento de escalar el Everest en invierno?».

Su reflexión es un retrato de su estado mental y emocional antes de enfrentarse a uno de los retos más extremos del alpinismo. «Estoy estable», asegura, una palabra que refleja tanto su preparación física como su equilibrio interior. «Calma», añade, destacando la serenidad con la que afronta la incertidumbre del camino que le espera.

Kobusch señala que su descanso ha sido reparador: «Dormí bien, sin pesadillas», un lujo poco habitual en vísperas de una aventura de tal magnitud. Pero no es solo el cuerpo el que está listo; también lo está su determinación: «Estoy activo y comprometido», dice, consciente de que cada paso debe estar alineado con su propósito.

El alpinista se muestra atento al entorno y a quienes le rodean: «Soy consciente de mi entorno y de quienes están en mi esfera de influencia», una sensibilidad que habla de una conexión profunda con su realidad inmediata. Además, su enfoque está claro: «Estoy enfocado en lo esencial, excluyendo todo lo demás», demostrando que la simplicidad es clave en sus decisiones.

Aunque admite que no puede prever el futuro, Kobusch no se deja intimidar por ello: «No estoy seguro del futuro, pero no me preocupa». Y con una seguridad que proviene de dentro, afirma que no busca validación externa: «No busco aprobación fuera de mí mismo».

Finalmente, destaca la importancia de las relaciones cercanas en un desafío tan solitario como el suyo: «Me apoyaré en quienes están más cerca de mí y compartiré sus cargas, como ellos comparten las mías». Estas palabras reflejan una combinación de independencia y gratitud, pilares de su filosofía para enfrentar el Everest.

(*) El invierno astronómico comienza con el solsticio de invierno, alrededor del 21 o 22 de diciembre, y termina cerca del 20 de marzo. Este periodo se define por la posición de la Tierra en su órbita, marcando el día más corto y la noche más larga del año. Por otro lado, el invierno meteorológico, utilizado por meteorólogos y climatólogos, se basa en patrones climáticos promedio y abarca los meses completos de diciembre, enero y febrero. Esta convención práctica refleja de forma más clara las condiciones típicas de frío propias de la estación.  Ambas definiciones aportan perspectivas diferentes para delimitar el invierno: una desde los fenómenos astronómicos y otra desde las características climáticas.

 

  • Newsletter Turiski

    Recibe cada jueves toda la actualidad outdoor en tu correo electrónico.

  • INVIERNO 24-25
    INVIERNO 24-25
    INVIERNO 24-25
  • PRORROGA CAMPAÑA FORFAIT HASTA 22 diciembre
  • ARAMON INVIERNO 24_25
  • PIRINEO FRANCES IINVIERNO  24-25
  • INVIERNO 24-25
  • SANT JULIA PROVISIONAL
  • INVIERNO 24-25
  • INVIERNO 24_25 BAALNEARIO PANTICOSA
  • Miquel Ribas

    Periodista y Editor de Turiski