Para moverse por el monte con seguridad es necesario tener unos mínimos conocimientos. Estamos en altura, en ocasiones no conocemos el terreno que pisamos y las condiciones climatologías son cambiantes.
A todos nos gusta salir a la montaña, notar el viento en la cara, el olor a tierra húmeda o disfrutar del amanecer o atardecer en las alturas. Poder salir a diario al monte, en las altas cumbres, está reservado a unos pocos privilegiados.
Por eso, precisamente por eso, debemos diferenciar las salidas “de diario” al monte, las que realizamos por nuestro terreno de juego habitual, con los compañeros de trabajo, del gym o del club, a las salidas de fin de semana, esas que preparamos mentalmente de lunes a viernes para intentar materializar el sábado o domingo.
¿El 112 no es la solución universal a todos nuestros males en la montaña?. La información previa del recorrido y la meteorología son factores a tener en cuenta antes de una salida.
Y son estas últimas, las más deseadas de nuestra religión, esas que permiten perturbar las mentes de nuestros fieles feligreses a través de las redes sociales. Son salidas que requieren de una mayor preparación física, mental y de conocimientos del terreno de juego. Nadie nace enseñado, y para moverse por el monte con seguridad es necesario tener unos mínimos conocimientos.
Hoy en día, la mayoría de corredores que salen al monte tienen y mantienen una fe ciega en seguir un track, no siempre descargado de un lugar seguro o fiable. A veces se aventuran a lo desconocido, convencidos erróneamente que van seguros con su track, en muchos casos sin certificar su autenticidad.
¿Y que necesitamos para aumentar nuestra autosuficiencia y seguridad en la montaña ?
Una muy buena opción para adentrarnos a lo desconocido, siempre será contar con los servicios de un guía de montaña especializado. Él conocerá el terreno al dedillo, y a la vez nos podrá transmitir sus conocimientos. Otra muy buena opción es saber leer, o mejor interpretar, un mapa con ayuda de la brújula. Ellos dos son uña y carne, pareja inseparable que nos habla cuando lo necesitamos, que nos indica el camino cuando estamos desubicados, y nos salvarán de un apuro cuando nos falte agua o la tormenta decida derrumbar el cielo sobre nuestras cabezas. La montaña es un espacio cambiante y no un parque de atracciones con el entorno controlado y pensado para nuestro disfrute.
Si señores y señoras, corredores y corredoras, el 112 no es la solución universal a todos nuestros males. La información previa del recorrido y la meteorología de la zona donde tenemos pensado pasar la jornada, un mapa y una brújula en la mochila, y un pequeño botiquín y su manta térmica, deben ser nuestros principales aliados en estas incursiones. En definitiva, en cualquiera de las rutas de alta montaña. Este material es el que nos puede salvar la vida en un momento complicado mientras esperamos a los equipos de rescate.
Como vemos, todo son ventajas. ¿Aún no te hemos convencido? ¿De verdad tanto nos molesta arrastrar unos gramos de más en la mochila? En la montaña siempre debemos ser responsables de nuestros actos, autosuficientes en el mayor grado posible, y conocedores del entorno que nos rodea. No debemos caer en el error del minimalismo malinterpretado.
¿Y qué significa malinterpretar el minimalismo? Por delante de todo significa ponerse en peligro sin necesidad de ello. Sólo con esta afirmación ya deberíamos darnos por convencidos, pero como somos duros de molleja, vamos a dar alguna otra razón. Debemos ser conscientes de nuestras capacidades físicas, de nuestra condición psicológica y de nuestra capacidad de reacción ante los cambios naturales que se producen en la montaña, que pueden alterar nuestra previsión. Tenemos tendencia a fijarnos en los que ganan las carreras o realizan grandes retos.
Nunca debemos subestimar la montaña y nunca debemos sobrevalorar nuestras capacidades.
Está muy bien, pero ¿nos paramos a pensar que hay detrás de ese resultado? Muchas, muchas horas de monte, de condiciones cambiantes y de situaciones estresantes que sirven de entrenamiento mental. Si a ello le añadimos unas grandes condiciones físicas, nos encontramos que no es lo mismo subir a una cima del Pirineo en cuatro que en ocho horas. Cuantas más horas en la montaña, más riesgos corremos. Y entonces, si vamos a estar más horas, y por ello vamos a estar más expuestos, ¿porque nos la jugamos llevando el mismo mínimo material que nuestros idolatrados ganadores de carreras?
Venga, vamos a bajar de las nubes y tocar con los pies en el suelo, vamos a evitar riesgos innecesarios, para nosotros y para los equipos de rescate. Vamos a tomar conciencia del material que necesitamos para nuestra salida al monte, al monte de verdad, al monte que no permite fallos. ¿Sinceramente piensas que vas a ser más valiente por utilizar el mínimo material? Pues no, perdóname, pero no, no vas a ser más valiente, vas a ser más inconsciente. Así que piensa bien lo que vas a necesitar antes de salir, y déjate asesorar.
Y sobre todo recuerda que la montaña no es un parque de atracciones con el entorno totalmente controlado. Nunca debemos subestimar la naturaleza, nunca debemos sobrevalorar nuestras capacidades, y lo más importante siempre debemos tener el máximo respeto hacia el medio natural, sin dejar huella de nuestro paso, para preservarlo y poderlo disfrutar durante años. En thetrailzone.com trabajamos para que esto sea así.
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