◄ Lluis Cortadellas afronta el Dhaulagiri fisicamente y mentalmente al cien por cien y con ganas de sumar su primer ochomil.
Lluís Cortadellas (Canoves i Samalús, Barcelona, 1994) forma parte de la nueva hornada de alpinistas catalanes. Su pasión por la montaña lo condujo hasta Osseja, Cerdanya francesa, donde conjuga su afición con su trabajo de fisioterapeuta. En invierno en cuanto puede sale para practicar esquí de montaña con sus compañeros del Cerdanya Skimo Team. Hace años que sueña con hollar su primer ochomil. Este otoño pretende la conquista del Dhaulagiri (8.167m).
Su primer intento por conseguirlo resultó frustrante. Lluís Cortadellas era el “tapado” de la primera expedición de Sergi Mingote -verano 2018- y su exitoso proyecto de subir seis ocho miles en un año. Lo acompañó en su primera expedición al Broad Peak y al K2, pero no pudo vivir las sensaciones de pisar la cima de su primer ocho mil. Un pequeño detalle tiró por tierra sus expectativas.
En el ascenso al Broad Peak (8.051m) se quedó sin batería en el frontal y como no llevaba otra de recambio debió esperar 45 minutos a que pasara un alpinista de otra expedición. La noche era cerrada y la luna no iluminaba lo suficiente para continuar en solitario. La espera impidió su ascenso. El alpinista llegó hasta el cuello del Broad Peack y se situó a 8.025 metros cuando se cruzó con Sergi Mingote que ya bajaba de la cima y le avanzó que ir a la cima y volver al punto donde se encontraba eran tres horas.
Para mí los ochomiles con oxígeno artificial no son ochomiles. Pero entiendo que cada uno es libre de escoger los medios para subir.
Lluis Cortadellas tuvo la cabeza fría y no dudó en dar marcha atrás, tal y como explicó a Turiski en su momento. “Yo sentí algo dentro de mí que me decía que si iba a la cima no podría volver. Decidí regresar junto con Sergi y el sherpa que lo acompañaba para pasar la noche en el Campo 3. Fue al día siguiente cuando noté que me hacía daño el dedo gordo del pie del pie izquierdo, además de un cosquilleo en los dos pies. En el campo base pude comprobar que lo tenía morado, además de insensibilizado. Tuve la suerte que había una expedición polaca que estaba rodando una película e incorporaba dos médicos. Me ayudaron desde el minuto cero y me pautaron el tratamiento. Gracias a ellos tengo los 20 dedos del cuerpo.”
Desde pequeño las grandes montañas me hacían soñar y a mis amigos, con doce años, les decía que yo quería subir ochomiles.
Los problemas de congelación dejaron a Lluís Cortadellas sin opciones de intentar el K2. Tras regresar a Barcelona asimiló el varapalo como una gran lección de aprendizaje. Un año después, y cuadrando su periodo de vacaciones y la economía, regresa junto a Sergi Mingote. Se trata de la primera montaña que afronta el alpinista de Parets del Vallés para completar sus catorce ochomiles. El reto de Lluís Cortadellas es más modesto, pero con mucha carga simbólica para él. La conquista del Dhaulagiri su primer ochomil.
Antes de viajar a Katmandu -14 de setiembre- Turiski conversó con Lluís Cortadellas.
¿Cómo afrontas el Dhaulagiri tu segundo intento de ochomil, tras la experiencia del Broad Peak?
He reflexionado e interiorizado, ya que de los errores se extraen valiosas lecciones. El primero que cometí fue en los ritmos de ascensión de la fase de aclimatación. Estoy acostumbrado a moverme rápido por la montaña y los ochomiles requieren de paciencia y ritmos tranquilos. Será importante tomarme con calma esa fase. En segundo lugar, comer y beber sin tener horarios de comidas para asimilarlo bien y no sufrir deshidrataciones y congelaciones en las extremidades. El tercero subir con dos frontales en caso de ser un ascenso muy nocturno a cima.
Se toma un respiro…
Y otros no tan relevantes, pero que también suman o restan mucho en la alta montaña. Al final, para coronar la cima, tiene que ir todo rodado y no se puede cometer ningún error, de lo contrario te puedes jugar la piel.
¿Qué piensas de la actual masificación de los ochomiles?
Para mí los ochomiles con oxígeno artificial no son ochomiles. Pero entiendo que cada uno es libre de escoger los medios para subir y no lo criticaré nunca. Al final cada uno escoge como subir y nada más para aquella persona le significará alguna cosa aquel hecho.
¿Que tienen los ochomiles que enganchan?
A mí la altura me fascina y desde pequeño las grandes montañas me hacían soñar. Recuerdo, con doce años, estar con mis amigos y decirles que yo quería subir ochomiles. Siempre tuve claro que uno u otro día lo haría. Desde entonces no he parado de soñar y pensar en ello, hasta conseguirlo. Una vez lo he probado, me he enganchado definitivamente. También tiene algo de aditivo el hecho de sufrir a un nivel tan extremo, como es la supervivencia pura. La cabeza te pide bajar, pero el corazón late y te dice que continúes para coronar y que después ya volverás con los tuyos. Es brutal. La plenitud que me da una expedición, en todos estos sentidos, es lo que hace que me haya enganchado.
¿ Que representa la montaña para tí?
Las grandes montañas te enseñan mucho de la vida. Aprendes a relativizar los problemas y a dar valor a las cosas vitales. En los ochomiles te encuentras contigo mismo. A aquellas alturas nada ni nadie puede hacer alguna cosa por ti. Esto me fascina. Es el único lugar del mundo donde aún podemos estar solos con nosotros mismos.
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