La lluvia tropical que envuelve el Pico Cão Grande y el Parque Nacional Obo en la isla de São Tomé están poniendo a prueba los nervios de la expedición de los hermanos.
La lluvia continuada que está cayendo en la selva tropical del Parque Nacional Obo se ha convertido en una pequeña “pesadilla” para los hermanos Eneko e Iker Pou, Manu Ponce y Jordi Canyigueral en su reto de escalar el Pico Cão Grande situado en la isla de São Tomé del archipiélago de las islas de Sao Tomé y Príncipe, situadas sobre el Atlántico ecuatorial, a 300 km y 250 km respectivamente de la costa noroeste de Gabón.
El mal tiempo ha obligado a los escaladores a modificar sus planes iniciales, pero no ha afectado la motivación del grupo. La idea inicial era optar por uno de los dos objetivos que traían en mente cuando se plantearon sobre el papel la escalada del majestuoso Pico Cão Grande. Inicialmente era intentar en libre la vía inglesa o abrir una nueva ruta, pero la lluvia constante, típica de un lugar tropical como este, les ha llevado a tener que aprovechar al máximo el enorme desplome de 100 metros de altura -bajo el que no se mojan- que domina el campo base. Primero para probar los cuatro primeros largos de la inglesa y después abrir tres largos de la que será su nueva ruta.
Así, durante los primeros cuatro días de trabajo y acción, su primer contacto con la pared se produjo el 1 de julio, se han dedicado a preparar las dos opciones dada la imposibilidad de alzarse por encima del desplome porque está todo mojado y progresar resulta imposible. No obstante, el equipo tiene claro que el reto de la tercera etapa del proyecto “The North Face 4 Elementos” va a tener un problema con el que inicialmente no contaron. El equipo se va haciendo a la idea de que el problema principal de esta expedición será la lluvia, aún más viendo que el parte meteorológico que augura lluvia continuada durante al menos una semana más.
De momento, el único “pero” lo ha protagonizado el accidente sufrido por Eneko, cuando intentando asegurarse debajo de un bloque de más de 100 kg, este se le desprendió, y parte fue a impactar a una de sus piernas. Al final, suerte que no fue en la cabeza, y se quedó en un susto que le ha dejado dolor y un buen moratón en el cuádriceps de la pierna derecha.
Los hermanos Pous han destacado que para ellos es un auténtico lujo ”trabajar con el campo base pegado al inicio de las rutas ya que la aproximación a ellas es prácticamente nula. La desventaja son la piedras que pueden caer abriendo la nueva vía. Pueden impactar en el campamento y causar destrozos.”
Los cuatro escaladores todavía no se han acostumbrado al ritmo que impone la selva. Durante el día todo se mantiene en una relativa calma, pero la noche, de momento, les resulta muy opresiva. “Los sonidos de los animales se multiplican exponencialmente y a ratos el ruido resulta ensordecedor, con lo que ha resultado difícil conciliar el sueño, sin despertarse a ratos sobresaltados.”
La cobra negra de Sao Tomé, la otra amenaza para el equipo, no ha aparecido. Esta serpiente veneosa hasta hace bien poco se pensaba que había sido introducida en la isla por los agricultores portugueses para poner a salvo sus plantaciones de cacao y café de los roedores. El año pasado un estudio demostró que la serpiente negra de São Tomé es una nueva especie de la familia ‘Naja’ y es endémica de la isla. El fotógrafo y cámara de la expedición Jordi Canyigueralestá deseoso de grabarla, ya que no existen muchas imágenes de este ofidio llamado ‘Naja peroescobari’, pero sus compañeros no quieren saber nada de serpientes.
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