Los hermanos Pou y Manu Ponce ponen punto final, con cuatro nuevas vías, a mes y medio escalando la Cordillera Blanca de los Andes peruanos.
Los hermanos Pou y Manu Ponce dieron por finalizada su expedición a la Cordillera Blanca en el macizo central de los Andes de Perú. La ventura comenzó el dia 1 de julio desde el aeropuerto de Bilbao con destino a Lima. De aquí hacia la ciudad de Huaraz, a 3.052 metros de altitud, en el departamento de Áncash, y a algo más de 400 kilómetros al norte de Lima. Su campo base se situó a 3.300 m, en uno de los barrios altos de la capital de la provincia de Ancash. No dejaron pasar ni 24 horas y el tres de julio decidieron acometer su primer objetivo, a pesar de no estar adaptados a la altura.
Aún sin Manu Ponce, pero en compañía del peruano Micher Quito y de la argentina Luciana Juárez, que dirigen la agencia local de guías de montaña y alquiler de material “Andean Kingdom”, ascendieron al Nevado Mateo de 5.120 metros. Se trata de una cima anhelada por los andinistas que se acercan a la cordillera, pues es uno de los cincomiles más accesibles desde la ciudad. El ascenso no fue ideal ya que ambos todavia no estaban aclimatados. A pesar de ser una ascensión teóricamente sencilla para los alaveses, los rigores de la altura se hicieron notar.
Los ascensos al Nevado Mateo (5.120m) y al Vallunaraju (5.686m) formaron parte de su rápido proceso de aclimatación
Los Pou reconocieron que “después de la travesía en el desierto que suposo el último año y medio, en el que no pudimos viajar, y por lo tanto, realizar nuestro trabajo como lo hacemos siempre, vernos con los brazos en alto y celebrando con una sonrisa la llegada del aire puro a nuestros pulmones, fue una situación de indescriptible felicidad”.
Tras descansar un solo día, y nuevamente en compañía de Micher Quito, Luciana Juárez, Gustavo Llanos y Cesar Vicuña, que también se sumaron a la aventura, los Pou se dirigieron a su segundo nevado, con vistas a continuar su proceso de aclimatación. Esta la montaña elegida fue el Vallunaraju (5.686m) -la terminación “Raju” tan típica de las montañas de la cordillera andina quiere decir “Nevado”-. Es una montaña claramente visible desde la capital, y alcanza, la nada desdeñable altura de 5.686 m. Probablemente esta montaña era demasiado grande para acometerla solo 48 h después de llegar a Huaraz, pero los Pou tenian muchas ganas de montaña. «Iniciamos la ascensión desde la quebrada de Yaka. Nos echamos a descansar en nuestras tiendas a las seis de la tarde. El despertador sonó a las 00:00, y debido a la altura (4.300 m), y a la falta de aclimatación, no conseguimos dormir nada. Tras desayunar y prepararnos, a la 1:00 de la madrugada comenzamos a caminar con la noche estrellada y 10º bajo cero”.
Seis horas y media después, con las primeras luces del día, y tras haber caminado toda la noche a 15º bajo cero, llegaron a la cumbre en compañía de César. Poco después lo hizo Gustavo. Luciana y Micher se tuvieron que dar la vuelta muy cerca de la cumbre. La primera sufrió un inicio de edema cerebral, cuando empezó a ver doble, se mareó y no articulaba las palabras. En estos casos lo mejor es perder altura, para evitar males mayores y unas horas después estaban en el punto de partida en perfectas condiciones.
”Para nosotros -explicó Eneko Pou- tampoco fue fácil. Llegamos justitos de fuerzas y aclimatación a la altura. Yo un poco peor, porque al igual que Luciana, hice gran parte de la ascensión viendo la cuerda que me unía a mi hermano doble, ¡cuando era solo una!, y a ratos me mareaba por la falta de aire”.
Los Pou escalan por primera vez la cara sur del Huamashraju y abren la nueva ruta “Viva Perú Carajo” (M7/80º/600m)
Tras una semana de aclimatación ascendiendo a los nevados Mateo (5.120m) y Vallunaraju (5.686 m) los hermanos vitorianos acometieron con éxito su primera gran escalada del verano. Ascendieron por primera vez la cara sur del Huasmahraju Este de 5.350 metros. A la nueva ruta la llamaron “Viva Perú Carajo” (M7/80º/600m) en honor a los buenos momentos que les ha hecho pasar siempre el país andino. El M7 corresponde a la alta dificultad que tiene un tramo en el que hay que escalar con piolet y crampones sobre la roca, los 80º nos hablan de la inclinación máxima en escalada en hielo, y los 600, son los metros de ascensión de la nueva ruta.
La vía es enteramente en escalada de hielo (piolet y crampones), y sigue de una manera elegantísima las pequeñas lenguas de hielo que colándose entre la roca atraviesan toda la pared como si fuese una tela de araña. La via exigió lo mejor de los Pou. Fue abierta en estilo alpino y en un solo intento de quince horas consecutivas con salida y llegada al campo base.
La via “Viva Perú Carajo” (M7/80º/600m) es enteramente en escalada de hielo, con piolet y crampones
Debemos tener en cuenta que una Cara Sur es lo equivalente a la Cara Norte de nuestro hemisferio, y a 5.000 m de altura, por lo tanto un lugar muy frío, lo que vulgarmente los alpinistas llaman una nevera. En total fueron siete horas de escalada. La primera por una rampa de nieve sin encordar, y las otras seis de escalada muy vertical. Pasaron mucho frío porque en ningún momento subieron de -15º. La acción del viento los castigó y la sensación térmica fue aún menor. Los largos son espectaculares sobre finas planchas de hielo adheridas a la roca con alguna sección de mixto. A las 14:30 alzaron los brazos exultantes en lo más alto del Nevado Huasmahraju Este a 5.350 m. Debajo un mundo de montañas y quebradas se abría a su alrededor. La cara norte del Cashan de 5.686m que escalaron por primera vez el 2019, la mole imponente del Huantsan, o a su espalda el Huascarán, rey de la Cordillera Blanca.
El descenso fueron seiscientos metros de rapeles en un terreno virgen que desconocían ya que bajaron por la vertiente contraria a la que habían ascendido. Los Pou recuerdan que «nos asomamos y comenzamos a gritar, porque por esta cara venían escalando nuestros amigos Manu Ponce y Micher Quito, que abrían otra nueva ruta por esta vertiente de roca. Los teníamos a apenas un largo de la cumbre, metidos en la sombra y pasando mucho frío. Fuimos bajando hacia ellos y adelantándonos para montar los rapeles, porque sabíamos que llevaría mucho trabajo. Al fin y al cabo, descender cansado por un terreno virgen puede ser tan difícil como ascenderlo. Nos alcanzó la noche mientras buscábamos bloques desde los que rapelar e íbamos montando reuniones de fortuna. Exhaustos y envueltos en la oscuridad helada alcanzamos el suelo. De aquí a nuestras tiendas fue dejarse caer en busca de un refugio que nos dejase reposar nuestros cuerpos maltrechos”.
Los Pou, tras reflexionar en voz alta, tienen claro que «estamos ante lo que será un clásico. La ruta es de inmensa calidad, y además, a diferencia de la mayoría de las escaladas glaciares de la Cordillera Blanca, que son bastante peligrosas por la caída de seracs y trozos de hielo de la parte superior, esta es una línea muy segura más propia de Pirineos o de los Alpes; también hay que tener en cuenta que es una montaña que a nivel de acceso queda relativamente cerca de Huaraz y la aproximación tampoco es especialmente dura”.
Tercera vía para los Pou y Ponce en el “Huanka Punta” (4.670 m) a la que llamaron “Súper Canalizos” (6c+/475 m)
La cordada vasco-murciana se trasladó al sur de la Cordillera Blanca, en el área de San Marcos, y más concretamente en el macizo del Cerro Tornillo (4.900m). Los tres escaladores abrieron una nueva ruta en el “Huanka Punta” (4.670 m), que llamaron “Súper Canalizos” (6c+/475 m). La escalada de 475 m tiene una dificultad máxima de casi el séptimo grado (6c+)- Estuvieron seis horas y media de actividad ininterrumpida y en las primeras debieron escalar con alrededor de -5º- . La aparición de los primeros rayos de sol, hacia las doce del mediodía, les permitió empezar a disfrutar de la ascensión e ir más rápido y seguros. El estilo de la escalada fue impecable. No colocaron ningún seguro de expansion (bolts) en toda la escalada, y que acabaron de forma limpia a la cumbre,sólo valiéndose de friends -empotradores mecánicos que pone el primero y saca el segundo-, con lo que la ruta quedó exactamente igual que la encontraron.
”Es una línea espectacular que surca un sistema de canalizos de un tamaño que pocas veces se ha visto en el mundo. Ha habido momentos que pensábamos que íbamos montados en una gran escalera por la que avanzabamos de una manera mecánica como si de ascender peldaños se tratara”– manifestaron el trío de escaladores en una conversación coral. “Pocas veces hemos tenido la oportunidad de escalar algo tan bello. Nosotros básicamente ascendemos montañas por el placer de hollar algo bonito, y en este caso teníamos la sensación de subir por una escultura perfecta”.
Es la segunda vía que abren los Pou y Manu Ponce en el Huanka Puntay, pero en esta ocasión sin utilizar ningún seguro expansivo durante la apertura
”Lo peor con diferencia ha sido el frío. Más allà de esto la ascensión resultó bastante limpia. No hemos tenido caídas importantesy hemos conseguido escalar bastante rápido teniendo en cuenta la altura. Bueno,no tendríamos que olvidarnos de los problemas de Eneko. El día anterior a salir para esta aventura tenía todavía una inflamación en la rodilla -perdió líquido sinovial- que apenas le dejaba caminar, y durante los días en alta montaña sufrió una gripe que le tenía muy bajo de energía, con lo que se tuvo que esforzar al 200 % para estar allí arriba con Manu y conmigo., No obstante es algo a lo que ya nos ha tenido acostumbrados en otras expediciones. Cuando el cuerpo no le ha acompañado, lo ha sufrido sobremanera, para con garra y cabeza estar ahí” nos reconoció el pequeño de los Pou.
Esta no es la primera ruta que el trío asciende a esta montaña. En el 2.019 exploraron por primera vez la zona abriendo “Cabeza Clava” 6c+/470 m, la que sería la primera vía al Huanka Punta. Esta es la segunda y con el valor añadido de no haber utilizado ningún seguro expansivo durante la apertura.
Cuarta vía, «Leire» (6b+/300m), en el macizo del Cerro Tornillo (4.900m)
Los Pou y Manu Ponce abrieron una cuarta vía, «Leire», en el macizo del Cerro Tornillo (4.900m), al sur de la Cordillera Blanca . La ruta transcurre sobre roca perfecta y tiene un recorrido de 300 m. La dificultad es de 6b y alcanza los 4.882 metros de altura, la misma que el techo de Europa occidental, el Mont Blanc. Es una línea de enorme belleza con diedros espectaculares, zonas de adherencia y canalizos bellísimos. En los proximos años este lugar que dará mucho que hablar por sus grandes posibilidades. La via sólo cuenta con tres expansivos, uno en mitad de un largo, y los otros dos en sendas reuniones, que no les quedaron suficientemente fuertes para poder petatear -izar la mochila con el material-. La vía tiene mucha aventura y autoprotección y obligarà a esforzarse a los próximos repetidores.
«La apertura llevó seis horas y cuarenta y cinco minutos de escalada ininterrumpida, y al igual que nos sucedió durante la ascensión de “Súper Canalizos”, la parte más dura fue aguantar las primeras horas de luz con varios grados bajo cero hasta que nos alcanzó el sol , y pudimos entrar en calor”, destacaron los tres escaladores.
”Hemos abierto la puerta a una de las mejores zonas de escalada de Perú y el potencial de este lugar para futuras generaciones es enorme»
”Yo sufrí mucho por culpa de una lesión en la rodilla y el catarro que llevaba encima. Lo cierto es que estaba más para haberme quedado abajo en la tienda que para estar ahí arriba, pero también es verdad que casi nunca tienes todo de cara cuando estas metido en estos fregados. Hay que intentar sobreponersea las adversidades y seguir peleando. No hemos conseguido todo lo que hemos logrado en nuestra carrera tirando la toalla a la primera de cambio”, nos relató Eneko convencido de haber hecho lo correcto.
«El descenso también resultó muy duro, porque íbamos muy cansados, la noche se nos echaba encima y no siempre encontrábamos rápido donde montar el siguiente rápel de fortuna”– manifestó Manu Ponce, a lo que añadio. “Con las últimas luces alcanzamos el suelo y respiramos aliviados sabiendo que hasta las tiendas, aunque fuese en mitad de la noche, llegaríamos sin problemas caminando”.
”Hemos abierto la puerta a una de las mejores zonas de escalada de Perú. El potencial de este lugar para futuras generaciones es enorme. Nosotros lo hemos descubierto y explorado, dejando entre 2019 y este 2021 cuatro nuevas líneas inéditas de mucha calidad que marcaran en el futuro el devenir de este lugar: “Viva Perú Carajo”, “Mal de Panza” y “Súper Canalizos”, esta última, al igual que «Leire», en Cerro Tornillo. Estamos orgullosos del trabajo realizado”- afirma con rotundidad esta cordada que en sus últimas tres visitas a la Cordillera Blanca, la segunda más grande del mundo, ), abrió nueve vías nuevas.
Primera en libre de la cara oeste del “Amahuagaychu” (5.134m) por la ruta “Eder Sabino Chachca Don Bosco” (7a/500m)
Después de las aperturas en el valle de San Marcos y a pesar de los contratiempos de salud constantes en este viaje, los Pou junto a su compañero Manu Ponce realizaron la segunda repetición de la cara oeste del pico “Amahugaychu” de 5.134m. y la primera ascensión en libre de la ruta “Eder Sabino”. No obstante, antes de empezar la última escalada el equipo no estaba muy sobrado de fuerzas, pero queria finalizar la expedición intentando algo nuevo. Eneko bajó con fiebre de la última salida e Iker decía no encontrarse ni al 50 % después de las dos semanas con gastroenteritis que le hicieron perder más de cinco kilos. A pesar de la circunstancias, el equipo barajó posibles destinos en los que probar suerte para estos últimos días. Entre todas estas opciones, por su poca aproximación y su estética el pico “Amahugaychu” les llamó la atención.
”Esta montaña ya la habíamos explorado en 2017 junto a Pedro Galán, pero por falta de tiempo nunca fuimos a escalarla. En Huaraz empezamos a informarnos sobre la misteriosa pared que parecía que nadie había subido nunca. Gracias a la información que nos proporcionó Pocho de la agencia Monttrek supimos bien cómo acercarnos lo máximo posible y eso hizo decidirnos a intentarla, aunque solo nos quedaban cuatro días para volar a casa”. recordó Ponce satisfecho con lo conseguido.
El dia de partir, Eneko despertó aún con fiebre y con voz de ultratumba nos dijo:“chicos no me veo con fuerzas de acompañaros, ir sin mí, pero disfrutad por mí y por favor, llevad cuidado”. Esta vez Iker, Manu y el fotógrafo peruano Alexander Estrada, formaron el equipo. Tomaron un taxi que los llevó a la entrada de la Quebrada Quilloc. Tras dos horas de aproximación llegarón al campamento base a 4.500 metros. Como aún les quedó tiempo decidieron subir hasta la pared y empezar a escalar los primeros metros y así tener una idea más clara de a lo que se enfrentarían al día siguiente.
Como en muchas otras ocasiones la información disponible no les permitía saber a lo que realmente se enfrentaban, ni la altura de la pared, ni la dificultad y calidad de roca que se encontrarían. Sabían de algún intento anterior, pero no de la existencia de ninguna ruta.
”Al día siguiente amanecimos muy temprano para tener tiempo suficiente para poder llegar a cumbre. A las 10 de la mañana ya estábamos en la pared en el mismo sitio donde lo habíamos dejado el día anterior, pero esta vez con mucho más frío, en sombra y con muchos metros aún por recorrer. Según íbamos ascendiendo nos fuimos encontrando restos y cuerdas abandonadas de algún intento anterior. Tras escalar más de la mitad de la pared, nos dimos cuenta que seguramente estábamos repitiendo una vía ya existente”. manifesto Iker.
Diez días costó abrir la ruta “Eder Sabino Chachca Don Bosco” (500 m. VII/A2) el año 2004 por un equipo italiano-peruano formado por Mauro Florit, Massimo Sacchi y Marco Sterni
Después de diez horas de actividad ininterrumpida coronaron la cima del Pico “Amahugaychu” de 5.134m. Era la segunda ascensión de la cara Oeste y la primera repetición en libre de la ruta “Eder Sabino Chachca Don Bosco” (500 m. VII/A2) abierta en 2004 por un equipo italiano-peruano formado por Mauro Florit, Massimo Sacchi y Marco Sterni, a quienes les costó diez días de trabajo con cuerdas fijas completar la ruta que bautizaron con el nombre de un joven guia amigo fallecido esos días en una montaña de la misma cordillera.
”Nos esforzamos al máximo para lograr 500 m de escalada de alto compromiso y dificultad técnica. Con largos en torno al 7º grado. Y ahí no acabó todo, ya que para el descenso tuvimos que concentrarnos al máximo para destrepar unos 300 metros con pasos de hasta 4º grado”. rememoró Manu Ponce.
”Ya en Huaraz, gracias a nuestros amigos de la Fundación Don Bosco, nos enteramos que la vía que habíamos hecho era obra de la cordada italiano-peruana. Es un lujo haber conseguido realizar en 11 horas una actividad que en su momento supuso 10 días de trabajo, y hacerlo en escalada libre, el mejor de los estilos. Gracias a todo el equipo de la fundación Don Bosco por todo el trabajo social que haceb en Perú.» quiso destacar Iker Pou.
Tras mes y medio en Perú, y los hermanos Pou y Manu Ponce dieron por acabada la Expedición a la Cordillera Blanca de Perú 2021, tras año y medio de parón por culpa de la pandemia del coronavirus.
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