La privilegiada situación orográfica de la estación de esquí de Masella, en la comarca de la Cerdanya, y sus constantes inversiones han permitido al centro invernal de capital privado mantener el liderazgo en el sector catalán. En este sentido la dirección ejercida, con mano de hierro de Xavier Nolla, prácticamente su único director, ya que rige los destinos de la estación desde el año 1972, ha sido determinante en su devenir. No obstante, no hay que olvidar la figura el emprendedor, millonario y filántropo Josep Mª Bosch y Americh, fallecido en febrero de 2015 con casi 100 años. Él hizo posible que Masella pudiera afrontar grandes inversiones desde el consejo de administración de la compañía, que presidió desde su fundación hasta su fallecimiento. La estación sólo arrastra un anacronismo. Incompresiblemente todavía no funciona el forfait de manos libres. Herramienta muy útil para conocer los flujos, las entradas y los movimientos de los esquiadores. Además permite la venta del forfait por horas algo que ya están experimentando otros centros invernales.
Tras este preámbulo quiero entrar en materia. Masella es líder en la Cerdanya pero ha llegado el momento en que debe dar un paso adelante. La estación como tal ha tocado techo y dudamos que las ventas de forfaits vayan en aumento. El esquiador catalán ha envejecido y el sube y baja del que se ha nutrido muy bien Masella va a ir a la baja en los próximos años. Además el recambió generacional va a tardar en llegar. La labor de introducción al esquí que desde los años 60 a principios de los 80 hicieron los centros de excursionismo o las agrupaciones de montaña, tan arraigadas entonces en Catalunya, no han tenido relevo y los frutos del nuevo programa Esquí-Escolar todavía están muy verdes.
Su vecino de al lado -La Molina- con el que ya hace algunos años debería haberse “entendido” ha bajado esta temporada los precios y ha modificado los grupos de edades. Masella no ha dicho nada, pero supongo que no le debe haber hecho mucha gracia la decisión del presidente de Ferrocarrils de la Generalitat, Enric Ticó, de ajustar precios para ser más competitivos. Por otro lado, las estaciones de la Cerdanya francesa parece que por fin se han decidido a ser proactivos con el mercado catalán para conseguir esquiadores.
Masella tiene un buen producto y ahora que puede debería liderar la unión comercial con La Molina, que esta bien posicionada internacionalmente por sus numerosas competiciones de Copa del Mundo. No nos valen las excusas de que si una es de capital público y la otra privado. Tienen el ejemplo de Grandvalira (Pas de la Casa-Grau Roig) y (Soldeu-El Tarter) formado por dos sociedades completamente diferentes. Y si necesitan la intervención de un tercero, hay buenas empresas para liderar este tipo de acuerdos, no duden en contratarla.
No tarden en iniciar las conversaciones, señores de La Molina y Masella, la comarca de la Cerdanya necesita una estación fuerte, el nombre de Alp 2500 ya lo tienen, y comercialicen un buen producto para conseguir clientes de varias jornadas en mercados lejanos. Están a una hora y treinta pocos minutos de Barcelona, una de las ciudades turísticas más importantes del planeta.
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