La organización de los Juegos Olímpicos de invierno del 2022 se ha convertido en un problema para el Comité Olímpico Internacional (COI), tras la retirada de Oslo. La capital de Noruega era la única ciudad candidata con experiencia que quedaba para organizar la cita del 22, tras las retiradas de Múnich, Davos, Estocolmo y Barcelona. Ahora, sólo quedan dos ciudades, Pekin (China) y Almati (Kazakhstan), sin ninguna tradición con los deportes de nieve y hielo y con todas las instalaciones por construir. La retirada de Oslo, que fue olímpica en 1952, se ha producido después que el gobierno de la nación no haya dado el soporte financiero a la ciudad que en setiembre de 2013 ya había superado por los “pelos” un referéndum ciudadano ( 55,1% a 44,9%). La decisión gubernamental no ha sido por falta de medios económicos sino por falta de apoyo popular, ya que el gobierno siempre había manifestado que condicionaba su garantía financiera a un amplio soporte popular del proyecto olímpico que en la calle no ha existido. El último acto se produjo en el Parlamento cuando el Partido Conservador votó en bloque contra de la garantía financiera que exige el COI a cualquier ciudad candidata.
El alcalde de Oslo, Stian Berger Roesland, encajó con decepción la falta de apoyo pero no ha hecho leña del árbol caído. En cambio, el Comité Olímpico Internacional sí movió ficha consciente de que se juega su prestigio. El megaproyecto de los JJOO de Sochi 2014, que se convirtó en la sede olímpica más cara de la historia, con una inversión de 37 mil millones, hizo mucho daño al movimiento olímpico.
El COI molesto con el gobierno Noruego
Unas horas después de la retirada de Oslo, Christophe Dubi, director ejecutivo del COI, se apresuraba a afirmar a través de un comunicado que “Esta es una oportunidad perdida para la ciudad de Oslo y para todos los noruegos muy conocidos en todo el mundo por ser grandes amantes de los deportes de invierno. Sobre todo una oportunidad perdida para los atletas de élite de Noruega que no podrán alcanzar nuevas metas en su país. EL COI hubiera aportado una inversión de 880 millones de dólares que se habría legado a su población. Por otra lado, los derechos de patrocinio a nivel nacional pagados por el COI habrían proporcionado una cantidad sustancial, probablemente más importante que los 181 millones estimados dentro de la candidatura…” Antes de acabar el comunicado Christophe Dubi recriminó al gobierno noruego su falta de interés al afirmar que “a principios de este año el COI organizó una reunión para garantizar la equidad entre las tres ciudades candidatas. Desafortunadamente, Oslo no envió ningún alto ejecutivo del equipo de la candidatura o representante del Gobierno a la reunión. Es por esta razón que los políticos de alto rango de Noruega parecen no haber estado correctamente informados del proceso y han podido tomar sus decisiones sobre la base de medias-verdades y de inexactitudes.”
Ahora sólo optan a los Juegos Olímpicos del 2022 la ciudades de Pekin, que podria convertirse en la primera ciudad en ser sede de unos juegos de verano e invierno, y la desconocida Almati, capital del emergente Kazakhstan. La elección se realizará el 31 julio de 2015 durante el congreso que el CIO celebrará en Kuala Lumpur.
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