Pau Capell rebajó en cinco minutos el récord de ascenso y descenso de la Ruta 040 de Tenerife en poder del canario José David Lutzard.
Pau Capell finalizó su temporada de trailrunning 2020 batiendo el récord de ascenso y descenso de la Ruta 040 al Teide. Se trata del itinerario más representativo del senderismo de Tenerife por su singularidad y el de mayor desnivel de todo el país, superior a los 3.700 metros sobre el nivel del mar. El recorrido va de la Playa de El Socorro, perteneciente al municipio norteño de Los Realejos, al pico del Teide (3.718 m). Son 27,8 km de ascenso o 55,6 km si se sube y baja.
Capell hizo un tiempo de 6 horas 13 minutos y 20 segundos y rebajó el anterior registro, en cinco minutos y 32 segundos, del canario José David Lutzardo Barroso -6h 18m 52s- establecido el 4 de julio de 2020. En algunas informaciones se daba como mejor tiempo el conseguido por el austríaco Thomas Summer -6h 16m 53s- conseguido el 30 de noviembre del 2019. Posteriormente la marca fue anulada ya que el atleta austriaco atravesó algunas zonas no permitidas del Parque Nacional del Teide.
Pau Capell resultó un reto muy “heavy”
Tras un breve remojón en la playa de El Socorro, tras seis horas de carrera continua, Pau Capell destacó que “el reto ha sido muy duro, bestial, casi me atrevería a decir que muy “heavy» y la bajada brutal. La verdad es que estoy muerto. En la cima he hecho grito bestial porque era impresionante. Entonces, interiormente me he dicho… ahora a debo bajar y en dos horas estar en la playa. He tenido la sensación de que “moriría” bajando. Lo he dado todo. No me he dejado nada. La última carrera del año, el último reto. Muy feliz porque esto no es sólo mío. Detrás hay un gran equipo que me ha ayudado a venir a aquí”.
Sobre la Ruta 040 reconoció que “es mágica y especial. El paisaje va cambiando a medida que asciendes y la naturaleza se va modificando. Pasas por bosques, zonas de arcilla y cuando llegas arriba todo es volcánico. Sencillamente la ruta es impresionante”.
Del momento más duro de la recorrido destacó que “en el último tramo te falta aire. Te mareas y aunque vas con los bastones no vas recto. El olor a huevo podrido en los últimos metros todavía lo dificulta más. En la cima -3.718 m- fue un visto y no visto, pero estuve un minuto y tuve la sensación de plenitud total. A partir de ahora a pensar en el año que viene. Descansar y esperar que la crisis sanitaria mejore. Ah y tengo muchas ganas de volver a la Islas Canarias para hacer la manita en la Transgrancanaria».
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