La rider Queralt Castellet poco a poco va recuperando el “feeling” de la gran competición. La tercera posición en el la prueba de big air de la copa del mundo disputada en el centro de la ciudad canadiense de Quebec así lo certifican. La sabadellense parece que ha decidido abrirse a otras especialidades del circuito que en temporadas anteriores sólo hacia esporádicamente, como había sido con el slopestyle. No era el caso del big air donde la catalana ha tenido un inicio prometedor. Jueves disputo su primer big air urbano en Boston y sábado en su segunda participación, en Quebec, subia al podio obteniendo el bronze. La madurez y la experiencia, tras una década en la gran competición, le permiten afrontar los cambios, tanto profesionales -nuevo entrenador- como personales, con una mentalidad más abierta y con más objetivos. No hay presión federativa, aunque desde la RFEDI ya empiezan a calentar motores “Castellet, especialista en half pipe, también está entrenando big air y slopestyle para optar a medallas en los Mundiales de Sierra Nevada 2017 y los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018 (Corea del Sur)”. No queremos sacar punta, pero Queralt es de aquellas atletas que van a su aire y no conviene presionarlas en exceso -las exigencias ya se las pone ella-, no vaya a enviar a la RFEDI a paseo, tal y como ya hizo años atrás.
Además, la nueva hornada de jovencísimas riders llegadas al half-pipe han puesto muy caro hacer podio, tanto en el circuito de la FIS como en el profesional norteamericano. La jovencísimas Chloe Kim, 15 años, y Kelly Sildaru, 14 años, aún poco asiduas al circuito FIS, pero aspirantes a luchar por medallas olímpicas y campeonatos del mundo, son un claro ejemplo de los nuevos valores que han llegado para quedarse, entre las que también hay riders chinas y japonesas que tienen potentísimos equipos femeninos. De la vieja “guardia” en activo sólo la norteamericana Kelly Clark (1983) parece aguantar el tirón de las nuevas generaciones. Este podio de Queralt Castellet, el primero de la temporada y el octavo desde que debutara en copa del mundo, allá por el 2005, es una bocanada de aire fresco y motivacional para Queralt, que todavía tiene mucha cuerda si no se la agobia.