Sergi Mingote y Juan Pablo Mhor siguen aclimatándose en el K2, tras dos noches en el C1, a 6.000 m, y una en el C2, a 6.760 m.
Sergi Mingote y el chileno Juan Pablo Mhor siguen su fase de aclimatamiento en los campos de altura del K2, tras llegar el 29 de diciembre al campo base, a 5.200 m. Las últimas tres noches concocieron los rigores del himalayismo de invierno, tras pasar dos noches en el C1, a 6.000 metros, y la última en el C2, a 6.760 metros. Tras regresar al campo base Mingote aún tuvo humor para realizar una reflexión personal y poner los puntos sobre las íes a los que banalizaron sobre la presencia de muchos alpinistas en el campo base del K2. Sergi Mingote respondió auto preguntándose en voz alta «¿Aglomeraciones en un intento a cumbre?».
El alpinista catalán escribió que “los últimos tres días en altura me han enseñado varias cosas. La primera es que poder ir acompañado de un buen escalador, comprometido con su cordada, es fundamental. La segunda, que tres días en altura durante una expedición invernal, y concretamente en el ocho mil más exigente del planeta todo se complica. Estas continuamente helado, con una capa de hielo que hace sentirte siempre frío. Y además el desgaste es mucho más alto. Y la tercera. Las grandes diferencias de un mismo lugar. Conocía bien la ruta, pero en lo único que se parece al verano es en el track de mi Garmin lnreach (Racetracker). Lo demás no tiene nada que ver. Se que no digo nada nuevo. Pero cuando lo vives en tus carnes las sensaciones son mucho más intensas».
«Conocía bien la ruta del K2, pero en lo único que se parece al verano es en el track de mi Garmin lnreach (Racetracker). Lo demás no tiene nada que ver»
Sobre estas primeras tres noches de trabajo en la montaña destacó que “han sido tres días de poco beber, comer poco, y casi no dormir con el viento intenso de cada noche. Sobretodo esta última, que prácticamente ha destrozado las únicas dos tiendas montadas. Hoy Juan Pablo y yo (sobre todo yo) hemos llegado al CB con la «reserva» puesta. Y sin querer ser mal agorero, tal como he visto de exigente la parte baja de la montaña, no va a ser nada fácil que un gran número de escaladores alcancen las cotas altas. Ojalá me equivoque. Para los que me hacías antes de venir las preguntas sobre las aglomeraciones en el «cuello de botella» durante el ataque a cumbre, creo que queda contestado, ¿no?».
Lo que sí parece claro es que la presencia del equipo nepalí de Nirmal Purja, que el año 2019 ascendió con oxígeno a los 14 ochomiles en 190 días, parece haber acelerado los plazos de ascenso al K2, siempre que se abra alguna ventana de buen tiempo.
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